La palabra cataplasma nos suena a emplasto de pobres, a remedio casero que se aplica para calmar el dolor, pero que nada tiene que hacer ante los potentes remedios de la farmacia moderna.

La polémica generada en los medios por casos puntuales en que se han aplicado mal, como las quemaduras causadas por cataplasmas de ajo dejadas durante demasiado tiempo, han contribuido, además, a despreciar esta práctica sencilla pero eficaz.

¿Qué es una cataplasma y para qué sirve?

Las las cataplasmas se han utilizado todas las tradiciones médicas que conocemos. Se han empleado como tratamiento tópico de consistencia blanda, sea en caliente o frías, con la finalidad de obtener un efecto calmante, antiinflamatorio o emoliente y ayudar así a descongestionar o principalmente para calmar algún tipo de dolor.

Las cataplasmas se pueden hacer con semillas o harina de lino, trigo, mostaza, pasto, miel, arcilla, patata, col… a menudo mezclando el ingrediente con agua caliente o fría para obtener una pasta que se aplica sobre la piel en la zona dolorida o inflamada.

Arcilla fría, árnica y col, por ejemplo, se emplean desde tiempos inmemoriales en golpes, contusiones y esguinces.

No hace tanto tiempo, en el formulario español de farmacia militar de 1999, aparece, por ejemplo, la cataplasma de almidón: 100 gramos de almidón en polvo mezclados con 900 gramos de agua. Se diluye el almidón en el doble de su peso en agua, se mezcla poco a poco el resto de agua mientras se calienta, revolviendo sin cesar hasta obtener una consistencia de engrudo. Esta fórmula da para preparar 4 cataplasmas. Como curiosidad, cuando se piden laudanizadas, se agregan 4 gramos de láudano de Sydenham, una antigua fórmula alcohólica compuesta por tintura de opio, azafrán, clavo, canela que actuaba como un parche de morfina.

El uso de cataplasmas con fines terapéuticos

Hoy se siguen usando cataplasmas con fines médicos, y su uso es habitual en cosmética en mascarillas para la piel

El tratamiento con cataplasmas incluye también la aplicación de peloides o barros, una rama clave en balneoterapia, utilizada por poner un ejemplo en la fibromialgia. Para el dolor o rigidez articular, el tratamiento recomendado es la aplicación de cataplasmas de arcilla caliente, cuya eficacia se aumenta al combinarlas con ejercicios de rehabilitación.

Cataplasma de arcilla

Cataplasma de arcilla

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Y, en la fase inicial de infecciones de las vías respiratorias altas, el calor aplicado con cataplasma ayuda a eliminar mucosidad e inhibir o desactivar los virus. Se puede combinar la aplicación de cataplasmas calientes con la inhalación de vapor con aceites esenciales de propiedades antivirales, mucolíticas y ansiolíticas.

El calor aplicado a todo el cuerpo, al imitar la fiebre,  activa las defensas inmunitarias innatas y adquiridas y mejora la resiliencia fisiológica. A su vez ofrece beneficios psicológicos y un mayor bienestar mental, ya que ayuda al centrar la atención en la acción positiva, mejora la relajación y el sueño e induce la atención plena. 

Son terapias que permiten integrar la medicina natural y las prácticas tradicionales de bienestar, ayudando a pacientes y personal médico en la autogestión del cuidado de la salud.

5 cataplasmas con alimentos que calman y curan

A continuación, encontrarás 5 ejemplos de cataplasmas con ingredientes naturales que puedes preparar tu mismo en casa para reducir la inflamación y calmar el dolor:

  • Cataplasma de hojas de col. Son la cataplasma de los pobres. Se pueden aplicar sobre la piel, para bajar la inflamación en cualquier parte del cuerpo. Es habitual su uso en madres lactantes, pues retirado el tallo y colocadas limpias y frías sobre el pecho pueden aliviar la ingurgitación mamaria. Aunque a veces es contradictoria, existe cierta evidencia científica sobre este uso y la Asociación Norteamericana de Pediatría lo recoge en sus recomendaciones para el cuidado de los senos durante la lactancia.
  • Cataplasma de lino. En artrosis de manos, las compresas de lino alivian el dolor de las articulaciones y mejoran la función de la mano.
  • Cataplasma de alcaravea. La cataplasma caliente de las semillas de alcaravea, utilizadas como especia en la cocina, da buen resultado en personas con síndrome de colon irritable.
  • Cataplasma de patata. Es muy popular para calmar el dolor y muy fácil de aplicar.  Se usa de dos maneras diferentes, según la finalidad. Si es solo para calmar el dolor, la patata se aplica cocida o asada y con la piel, pero antes de debe exponer al sol para que la piel adquiera un color verdáceo; cuando la patata adquiere ese color verdáceo ya no es recomendable para comer, pues ese color se debe a que al exponerse a la luz solar desarrolla mayor cantidad de solanina, un alcaloidede propiedades calmantes. Luego basta con cocer la patata y aplicarla sobre la zona dolorida, sin pelar. Sin embargo, si lo  que queremos es aprovechar el efecto calmante, la aplicación de patata fresca sin calentar y sin piel verde nos servirá en caso de quemaduras o traumatismos, también para calmar el dolor.
  • Cataplasma de perejil, zanahoria y col. Una cataplasma de estos tres ingredientes mejora la congestión mamaria y la mastalgia.