Las cremas solares protegen de las quemaduras y son muy útiles, pero hay que tener en cuenta que también dejan al cuerpo sin la primera opción de aviso de que ya se ha tomado demasiado el sol.  Acostumbrar al cuerpo poco a poco al sol sin cremas es lo que propone la helioterapia. 

Una forma de hacerlo es siguiendo lo que se conoce como programa de Rollier, que consiste en una exposición gradual al sol durante una semana, para que después el cuerpo esté más preparado para recibir el sol dentro de los límites recomendables para cada tipo de piel. Pero antes de ver cómo realizar este programa es importante entender qué tipo de radiación solar recibe nuestra piel y cómo actúa sobre ella y sobre el organismo. 

En este vídeo te contamos cómo hacer un baño de sol en los párpados, una equilibrante y revitalizadora técnica de helioterapia:

 

    Tipos de radiaciones y por qué acostumbrar al cuerpo al sol

    Para entender el efecto de la energía solar en el organismo humano hay que distinguir dos tipos de radiaciones: la infrarroja y la ultravioleta.

    En la radiación infrarroja, de la que depende fundamentalmente el efecto térmico del sol, se establecen dos grandes grupos.

    • El primero lo comprenden las radiaciones situadas entre los 760-1.500 nm de longitud de onda, que penetran en los tejidos pero son escasamente absorbidas.
    • El segundo lo constituyen radiaciones de más de 1.500 nm, que son intensamente absorbidas por las células de la piel.

    La forma de saber que este calor es beneficioso para nuestro cuerpo es sentirlo agradable cuando se recibe.

    La radiación ultravioleta es de mayor frecuencia y energía que la infrarroja y a ella se deben las modificaciones biológicas más importantes que puede producir la radiación solar. Se distinguen tres sectores: A, B y C, con longitudes de onda de 400-320, 320-290 y 290-200, respectivamente.

    • La irradiación intensa con esta última, los rayos UVC, produce destrucción de los tejidos, aunque es de poca importancia en la radiación solar.
    • Los rayos UVA facilitan la formación de complejos responsables de la pigmentación de la piel, o melaninas. La diferencia entre los rayos ultravioleta artificiales (cabinas de UVA para broncearse) y la luz solar es que siempre es más natural el sol.
    • El segundo tramo (UVB) es responsable de las quemaduras solares y permite la transformación de la vitamina D2 en Dg, que facilita la calcificación.

    Las cremas solares protegen de los rayos UVA y UVB, pero no de la radiación UVC, ya que al estar protegido de las primeras el cuerpo no reacciona y puede estar más tiempo de exposición sometido a la radiación C. Por ello es recomendable acostumbrar al organismo al sol realizando exposiciones cortas, que se pueden ir incrementando de forma progresiva.

    Tener en cuenta el tipo de piel

    Antes de exponerse al sol es importante conocer cuál es la capacidad de respuesta de cada persona, teniendo en cuenta factores físicos, genéticos, hormonales.

    También es importante, por este motivo, conocer nuestro fototipo, que determina el tiempo que podemos exponernos al sol sin sufrir quemaduras, y varía según el tipo de piel.

    • I. Pieles muy sensibles: presentan escasa pigmentación y ojos azules; se queman y no se broncean. No pueden superar los 20 minutos de exposición solar.
    • Il. Sensibles: tez clara y ojos claros. Se queman fácilmente y se pigmentan poco. Pueden exponerse al sol 25 minutos.
    • IlI. Medios: raza blanca, se queman moderadamente y se pigmentan discretamente. Pueden tomar el sol sin riesgos hasta 30 minutos.
    • IV. Mediterráneos y orientales: se queman poco y se broncean intensamente. Pueden exponerse al sol hasta una hora.
    • V. Mestizos: poco sensibles, se queman poco y se pigmentan fácil e intensamente. Pueden exponerse al sol una hora y media.
    • VI. Negros: su piel no es sensible al sol,no se queman nunca. Pueden estar expuestos a las radiaciones solares todo el día.

    La pigmentación de la piel es un efecto directo de la radiación solar y en ella interviene el sistema endocrino, sobre todo la hipófisis, tiroides y suprarrenales.  Su intensidad aumenta progresivamente hasta un máximo de cuarenta días una vez empieza la radiación solar. Este tiempo será un periodo de adaptación a la toma progresiva de sol.

    Desde el punto de vista terapéutico la pigmentación es un fenómeno de regulación de la acción de la luz, al constituir una barrera para la acción de los rayos solares. La melanina puede absorber radiaciones de menos de 300 nm, lo que le confiere una función de filtro de gran interés para la protección dermoepidérmica.

    Sin embargo, algunos autores confieren a la melanina una función transformadora capaz de convertir los rayos luminosos y ultravioleta en otros de mayor longitud de onda, de mayor actividad y modificante celular, con lo que se obtendría un efecto proteinoterápico que elevaría la vitalidad y resistencia orgánica. Uno de esos autores es Rollier y ese es uno de los efectos que busca potenciar con su programa de adaptación al sol.

    Programa rollier de exposición progresiva al sol en 1 semana

    En general, el sol se puede tomar una hora en primavera, media hora en verano y hora y media en otoño e invierno. 

    Para dar tiempo a que el organismo se acostumbre al sol y pueda beneficiarse de su acción positiva sin riesgos es importante seguir las siguientes recomendaciones a la hora de exponerse al sol y seguir el programa de adaptación:

    • Lugar idóneo: Elige un lugar debe estar al abrigo de vientos que puedan desplazar los fotones de los rayos rojos e infrarrojos y reducir el efecto solar.
    • Exposición directa: Los rayos solares se recibirán directamente, sin atravesar vidrios u otros medios que puedan absorber parte de las radiaciones.
    • Sombrero y gafas. A ser posible es mejor tomar el sol sobre el cuerpo desnudo, defendiendo la cabeza con sombrero y para los ojos,  gafas ahumadas, preferentemente homologadas.
    • Observación de sensaciones. La aplicación se hará de forma progresiva, en sesiones cada día más largas, atendiendo en todo caso a la respuesta individual. Conviene comenzar con dosis periódicas pequeñas, y no superar nunca el bienestar subjetivo de la persona que lo toma: el contacto de las radiaciones sobre la piel debe ser agradable.

    Tiempos y zonas de exposición

    Cuando se sigue el programa se puede optar por hacerlo solo en una zona del cuerpo. Si la aplicación se realiza sobre áreas reducidas, basta con descubrir la zona correspondiente y exponerla al sol, durante tiempos crecientes, habitualmente de 5 minutos.

    Si es general, como se propone en el programa que te mostramos a continuación, conviene empezar a tomar el sol cubierto con ropa ligera para seguir luego sobre zonas desnudas: partiendo de los pies, estas se irán ampliando sucesivamente hasta alcanzar todo el organismo. 

    Día 1:

    • Pies y tobillos: 5 minutos

    Día 2:

    • Rodillas: 5 minutos
    • Pies y tobillos: 10 minutos

    Día 3:

    • Abdomen: 5 minutos
    • Rodillas: 10 minutos
    • Pies y tobillos: 15 minutos

    Día 4

    • Cabeza-cuello: 5 minutos
    • Tórax: 5 minutos
    • Abdomen: 10 minutos
    • Rodillas: 15 minutos
    • Pies y tobillos: 20 minutos

    Día 5

    • Cabeza-cuello: 10 minutos
    • Tórax: 10 minutos
    • Abdomen: 15 minutos
    • Rodillas: 20 minutos
    • Pies y tobillos: 25 minutos

    Día 6

    • Cabeza-cuello: 15 minutos
    • Tórax: 15 minutos
    • Abdomen: 20 minutos
    • Rodillas: 25 minutos
    • Pies y tobillos: 30 minutos

    Día 7

    • Cabeza-cuello: 20 minutos
    • Tórax: 20 minutos
    • Abdomen: 25 minutos
    • Rodillas: 30 minutos
    • Pies y tobillos: 35 minutos

    Día 8

    • Tórax: 25 minutos
    • Abdomen: 30 minutos
    • Rodillas: 35 minutos
    • Pies y tobillos: 40 minutos

    Efectos del sol sobre la piel y el organismo

    Cuando se toma el sol los efectos pueden ser locales o generales.

    Efectos locales

    Generalmente, a nivel local, los efectos son:

    • Un aumento de la temperatura. Este efecto térmico actúa sobre las proteínas de las células epidérmicas, provocando la liberación de sustancias leucotóxicas y vasodilatadoras que llegan a la dermis subyacente por difusión, dando lugar, a su vez, a una serie de efectos: dilatación de los vasos de la dermis, leucocitosis, edema y hasta degeneración celular.
    • Aunque tomar el sol mejora la circulación, si nos pasamos de tiempo de exposición y la piel es sensible puede aparecer el eritema solar (enrojecimiento por congestión de los capilares), que puede presentarse de forma inmediata o unas horas después. Por lo general, no pasa de ser una inflamación ligera que suele evolucionar favorablemente.
    • Sudación. Se produce tras exposiciones largas, debido a la estimulación directa o a la liberación de histamina, que provoca la secreción de las glándulas sudoríparas.
    • Acción analgésica en las zonas afectadas por la radiación, como consecuencia de un efecto sedante sobre las terminaciones nerviosas de la piel.
    • Estímulo del tropismo celular, por la mejora de la irrigación periférica.
    • Efectos resolutivos de procesos inflamatorios superficiales.
    • Estimulación de los receptores nerviosos periféricos.
    • Pigmentación cutánea o bronceado. Puede ser directa, determinada esencialmente por las radiaciones ultravioletas de 320 a 400 nm, o indirecta por la evolución del eritema solar.

    Efectos generales

    A nivel más general, otros efectos de las radiaciones solares sobre el organismo, que se deben al poder penetrante y a la absorción por parte de los tejidos corporales de los rayos, son:

    • Aumento de la ventilación pulmonar, debido a la entrada de calor que pone en funcionamiento los mecanismos reguladores.
    • Aumento de hematíes, leucocitos y hemoglobina, con un incremento de los anticuerpos y sustancias defensivas plasmáticas.
    • Activación de las funciones metabólicas con un incremento del anabolismo celular, de la calcemia y de la fosforemia, facilitando la asimilación del calcio a través de la vitamina D3. También aumenta el colesterol en sangre y la tolerancia a los hidratos de carbono.
    • Sobre la musculatura también produce una acción estimulante, aún en ausencia de ejercicio, al estimular el sistema simpático periférico que inerva la musculatura estriada, o bien a través de la estimulación metabólica general y en particular la del calcio y fósforo.
    • Estímulo en general de las glándulas endocrinas, y en particular, sobre la tiroides y las glándulas sexuales.
    • Sobre el sistema nervioso, las radiaciones componentes del espectro visible y las ultravioletas estimulan las terminaciones periféricas, en especial las simpáticas, originando reflejos reguladores sobre numerosos órganos y glándulas con acciones generales, con respuestas reflejas que pueden ser sudorales, circulatorias, secretoras, metabólicas, pigmentarias, etc.
    • Efecto regulador sobre el sistema vegetativo (Dhum, Biancini... ).
    • También se ha comprobado que produce una estimulación psíquica, que facilita la actividad intelectual.
    • La tensión arterial es escasamente modificada, siendo en todo caso frecuente la hipotensión por una vasodilatación periférica, mientras que la hipertensión es signo de intolerancia.

    Reacciones anormales

    Aunque la luz solar es saludable para la vida, ha de tenerse especial precaución ante una serie de manifestaciones que son consideradas perjudiciales y que pueden surgir como consecuencia de la irradiación solar, dependiendo fundamentalmente de la sensibilidad de cada individuo y del tiempo de exposición. Entre estas reacciones, cabe destacar:

    • Eritemas especialmente acentuados, de considerable componente inflamatorio, con abundante exudación y vesiculación, pérdida de piel y pigmentación secundaria, pudiendo llegar a la degeneración de la piel en casos intensos.
    • Dermatosis crónicas con eritemas, descamación, eccemas, manifestaciones acneicas y seborroides... debido a la menor resistencia de la zona afectada.
    • Fenómenos oculares (conjuntivitis, deslumbramiento, midriasis, moscas volantes...). Para protegerse de conjuntivitis actínicas es recomendable antes de ir a la playa o a la nieve aplicar un colirio de chivrouvelina y utilizar gafas de sol, así como practicar el baño de luz sobre los párpados.
    • Otro tipo de reacciones anormales son las dermatosis por fotosensibilización y por fotoalergia. Entre los factores externos que pueden provocarla cabe destacar muchas sustancias vegetales, como las furocumarinas, presentes en cítricos, zanahoria, ruda...
      También sensibilizan a las radiaciones medicamentos como las acridinas, sulfonamidas, tetraciclinas y derivados, así como colonias y cosméticos cuando contienen furocumarinas que provocan pigmentaciones habitualmente en forma de gota o chorro a los lados del cuello.
    • También pueden aparecer dermatopatías debido a una exposición continuada y permanente (agricultores, marineros...). Este tipo de patologías provocan un proceso de envejecimiento permanente de la piel, en particular de las zonas más desprotegidas (cara, cuello, antebrazos, dorso de las manos...) apareciendo una piel seca, arrugada y adelgazada, surgiendo manchas pigmentarias y alteraciones similares a las de la atrofia primitiva senil.
    • El problema real, más que un posible envejecimiento de la piel, es la posible alteración secundaria, por la radiación actínica que puede manifestarse en forma de queratosis, proliferaciones verrugosas y auténticos carcinomas.