La piel es el órgano más extenso y de mayor volumen de todo el cuerpo: llega a ocupar entre 1,2 y 2 metros cuadrados. Es también el que más pesa:entre un 5 y un 7% del peso corporal total.
Es mucho más que una envoltura y sus funciones son múltiples y vitales, dado que actúa como barrera inmunitaria, nos aísla, nos avisa, contribuye a regular la temperatura corporal, sintetiza la vitamina D, elimina sustancias tóxicas y constituye, al mismo tiempo, el lugar de intercambios por excelencia con el mundo exterior.
Si a todo ello se añade que la piel y el sistema nervioso tienen el mismo origen embrionario, no es extraño que se la haya llegado a llamar el "cerebro extendido". De hecho, a través de la piel afloran muchos conflictos emocionales. Los eccemas, las alergias, la psoriasis o el acné pueden tener un componente psicosomático.
Pero el estado de la piel constituye también un buen indicador del equilibrio nutricional porque sus "quejas" como consecuencia de una dieta mal planificada son muy visibles,
Para una piel sana, hay que evitar el exceso de grasas en la dieta pero, al mismo tiempo, asegurar una ingesta suficiente de los dos ácidos grasos esenciales, el linoleico y el alfa-linolénico, o sea evitar alimentos con grasas ocultas y dar prioridad a las grasas de origen vegetal.
Conviene moderar también el consumo de carne y sus productos derivados, ya que a menudo se toman más del doble de las proteínas que realmente se necesitan, lo que repercute en el hígado y el riñón y, en consecuencia, en la piel.
1. Vitaminas que cuidan la piel
La mayor parte de las vitaminas tienen un papel decisivo para el buen estado de la piel, especialmente la vitamina C, debido a su participación en la síntesis de colágeno y a su acción antioxidante.
Entre la larga lista de minerales benéficos para la piel se encuentran el cinc, el hierro y el cobre.
El mejor consejo general para obtener los micronutrientes necesarios es seguir una dieta suficiente y variada, con alimentos frescos, de temporada.
2. Alimentos que favorecen la piel
Los que proporcionan hidratos de carbono complejos (almidón), grasas insaturadas, vitaminas y minerales en abundancia y fibra.
Desde esta perspectiva nutricional, la presencia generosa de frutas y hortalizas es siempre bienvenida, y también el consumo regular de aceite de oliva.
Una hidratación adecuada es también un requisito básico. Como regla general, se aconseja beber de 2 a 3 litros diarios de agua, sumando la que aportan muchos alimentos a la que se bebe.
3. Alimentos que perjudican la piel
Más que alimentos en concreto, lo que perjudica a la piel es una dieta desequilibrada.
Pero es cierto que la presencia habitual de algunos contribuye a esta desequilibrio: alimentos muy ricos en azúcares, con elevadas cantidades de grasas saturadas y muy procesados, como productos de bollería, embutidos azúcar, refrescos y bebidas alcohólicas.
4. Alimentos que provocan urticaria o eccemas
Los alimentos que desencadenan urticarias con mayor frecuencia son; leche, huevos, pescado, fresas, chocolate, embutidos, conservas y queso.
Y los que suelen provocar eccemas: leche y derivados, huevo, trigo, centeno, productos de panadería, pescado y frutos secos.
Pero cualquier alimento puede desencadenar estas reacciones.
5. Nutrientes que se absorben por la piel
La piel es receptiva a muchas sustancias. Por lo general, las aplicaciones externas de nutrientes persiguen un efecto local, es decir, en la propia piel, y no para todo el organismo.
Por ejemplo, el aceite de onagra, rico en ácidos grasos esenciales, se aplica en casos de eccemas atópicos, y la vitamina D en caso de psoriasis.
Se pueden obtener beneficios de los alimentos por vía tópica. Aguacate, pepino, tomate y aceite de oliva son productos habituales en el ámbito de la estética natural.
A modo de ejemplo concreto, algunos profesionales utilizan los zumos de limón y pepino para tratar cutis grasos relacionados con procesos de acné.
6. Alimentos 0% de materia grasa: ¿ayudan a la piel?
Buscar los productos con 0% de materia grasa en la dieta puede llegar a ser perjudicial para la piel, porque conduce a la deficiencia de ácidos grasos esenciales, lo que se manifiesta con deshidratación cutánea, aumento del riesgo de infecciones de la piel, disminución de la capacidad cicatrizante, picor y descamación.
7. Chocolate y acné: ¿hay relación?
Desde el punto de vista nutricional, el chocolate o los embutidos son alimentos prescindibles. Pero solo algunas pieles sensibles o predispuestas reaccionan con granos cuando se consumen.
Los dermatólogos suelen coincidir en que no hay evidencias científicas de la influencia de la dieta en el acné.
8. Alimentos que favorecen el moreno
Se trata de una cuestión polémica, aunque hay expertos que señalan que los alimentos ricos en carotenos, como zanahorias, tomates, melones, naranjas y espinacas, ejercen este efecto. Otra cosa es la pigmentación amarillenta de la piel cuando se abusa de las naranjas o las zanahorias.
9. Cómo afecta la obesidad a la piel
Por lo general las consecuencias son transpiración excesiva, erupciones e infecciones entre superficies que se rozan (intertrigo) y alteraciones circulatorias.
También la dilatación excesiva puede dar lugar a estrías. Por otro lado, hay que prestar atención a los adelgazamientos rápidos, que pueden provocar arrugas y estrías.
10. Suplementos van bien para la piel
Los aceites de onagra y borraja se prescriben para eccemas atópicos, el EPA (un ácido graso poliinsaturado de la familia omega-3 presente en el pescado azul) en la psoriasis y los complejos polivitamínicos si se sospechan deficiencias.
La levadura de cerveza se recomienda asimismo en caso de eccema.