Por qué tomar yogures veganos
En contadas ocasiones he recibido críticas sobre el "gusto" de los veganos por imitar elaboraciones que recuerdan a otras de origen animal. Esta observación es interesante, porque muestra un gran desconocimiento sobre qué significa ser vegano.
El veganismo es una opción de vida en la que se intenta vivir sin explotación ni crueldad animal en todos los aspectos del día a día. Por supuesto, esto está muy presente al escoger lo que se pone en el plato. La principal motivación es ética y moral, no dietética.
Y puede que alguien disfrute comiendo productos de origen animal, pero haya decidido no hacerlo más. Las elaboraciones que "imitan" o "recuerdan" son perfectas en casos así, o para hacer más llevadera la transición a una dieta vegetal y más saludable. Los "lácteos" vegetales lo ilustran perfectamente.
Más razones para evitar los lácteos
Leches, quesos o yogures de semillas, frutos secos o cereales ya son habituales en cualquier supermercado. El cambio viene dado no solo por esta demanda vegana, sino también por las intolerancias y el deseo de muchos por consumir una opción más sana.
Según el Dr. Norman Campbell, de todos los productos de origen animal, la leche parece ser el más nocivo. Afirma que contiene una proteína, la caseína, que es procancerígena. Aún así, la industria nos ha hecho creer que la leche es un alimento primordial, y que sin ella no es posible una salud equilibrada.
Aparte de la caseína, la leche contiene un azúcar, la lactosa, que también es motivo de intolerancias y alergias. Esto sucede porque a partir de unos tres años de edad empezamos a producir menos lactasa, la enzima necesaria para digerirla.
Se dice que los yogures y quesos lácteos, al ser fermentados, se digieren mejor, y algo de cierto hay en esto, ya que las bacterias de la fermentación consumen parte de sus azúcares naturales. Pero la caseína queda intacta, y la lactosa solo se minimiza.
La opción veggie es más sana y sencilla
Los yogures veganos preparados al estilo de la alimentación viva o raw food, sin superar temperaturas de 42 °C, son sin duda los más saludables, sencillos de preparar en casa y muy logrados.
La fermentación más auténtica se hace con rejuvelac, un agua fermentada a partir de brotes y también fácil de hacer en casa. Los probióticospotencian la salud intestinal y con ella la inmunitaria; también hacen que los nutrientes de los alimentos se asimilen mejor.
Hay quien prefiere hacer el yogur con probióticos en polvo que se venden en el herbolario, tienda de alimentación bio o farmacia. Si es así, asegúrate del origen de los cultivos. La mayoría proviene de la industria bovina. Pero también encontrarás cepas cultivadas sin usar animales.
Aparte de probióticos, estos yogures están cargados de fibra, vitaminas, minerales –entre ellos calcio y hierro–, proteínas de calidad, carbohidratos naturales, y ácidos grasos omega-3 y 6.
Para aumentar su poder antioxidante, puedes servirlos con frutas frescas y de temporada, o con tus toppings preferidos: algarroba, cacao puro, cáñamo, pasas, frutos rojos...