Se entiende por amigdalitis o anginas la inflamación aguda con calor, enrojecimiento y aumento de tamaño de las amígdalas palatinas.

La amigdalitis es muy frecuente en la infancia.

 

Uno de los sistemas más importantes del niño es el linfático, que recoge las sustancias de desecho y actúa como canal de circulación de las grasas y sobre todo como canal y productor de las células defensivas y de todo el sistema inmunitario junto con el timo.

De todo este sistema destaca en la edad infantil el llamado anillo linfático de Waldeyer", situado en la encrucijada aerodigestiva, una de las más importantes puertas de entrada del organismo. Está formado por vegetaciones, anginas, la amígdala lingual y, rodeando todo esto y completando el anillo, ganglios.

Este anillo controla todo lo que entra del exterior, tanto por vías respiratorias como por digestivas, y prepara una reacción defensiva contra aquellas sustancias que puedan resultar perjudiciales para el organismo.

Los ganglios, amígdalas o vegetaciones aumentan de tamaño no solamente cuando llegan problemas del exterior (bacterias, sustancias químicas…) sino también cuando los hay en el interior del organismo y este necesita fabricar más anticuerpos o sustancias defensivas.

Son, por tanto, una importante piedra de toque para que el organismo construya poco a poco su sistema defensivo y así se aclimate de forma armoniosa al medio en el que se desarrolla.

¿Qué tratamientos naturales existen para la amigdalitis?

A las infecciones víricas se las trata convencionalmente con corticoides, antiinflamatorios y antitérmicos. Ninguno de ellos es recomendable desde el punto de vista de la medicina naturista.

Las infecciones bacterianas, por otra parte, se tratan con antibióticos, como por ejemplo penicilina o ampicilinas.

La cirugía con extirpación se aconseja practicarsolo en casos de gangrenas o lesiones muy graves, aunque hay quien la sigue recomendando.

Con vistas a ayudar al organismo a resolver su propia crisis, sin interferirla ni cortarla abruptamente, la medicina naturista propone:

  • Fiebre. Respetarla, sin intentar combatirla. Si es alta y se percibe como molesta, se baña al niño a 36-37 ºC. También se pueden emplear paños húmedos y frescos que regulen la temperatura y provoquen pequeñas sudoraciones.
  • Hidroterapia. Resultan útiles las envolturas de cuello con un paño mojado en agua salada o vinagre y otro encima seco. Tenerlo 45 minutos y renovarlo varias veces. Si no cede la sensación de ardor de garganta a las 6 horas, pueden envolverse también los pies hasta las pantorrillas.
  • Dieta. En fases agudas, rica en líquidos y pobre en sólidos, con abundantes caldos vegetales y zumos de frutas.
  • Reponer la flora intestinal. Tomar yogur de soja y lactobacilos, así como suprimir las grasas animales y los lácteos.
  • Varias plantas medicinales pueden ser de ayuda para reforzar las defensas, aliviar el dolor o reducir la inflamación:
    • Gargarismos con infusión de salvia y zumo de limón.
    • Infusiones de tomillo o equinácea para aumentar las defensas.
    • Harpagofito como antiinflamatorio.
  • Vahos y vapores en la habitación o ambiente en el que estén los niños.
  • Aguas sulfurosas. Visitar un balneario que las tenga, o pasar una temporada en un clima marítimo.
  • Drenaje linfático. Dar pequeños masajes en un punto de las muñecas o directamente en el cuello, teniendo en cuenta que las presiones en círculos debe ser muy suaves y que se han de repetir rítmicamente unas 5 o 7 veces.