Notar que el corazón se acelera o late más rápido de lo normal cuando no estamos haciendo un esfuerzo físico es, sin duda, algo que puede alarmarnos. Las causas pueden ser diversas y es necesario determinar cuál es la responsable en nuestro caso para poder ponerle remedio cuanto antes.

Palpitaciones en reposo: qué son

Normalmente, el corazón de una persona adulta late a un ritmo de entre 60 a 100 pulsaciones por minuto. Una frecuencia cardíaca superior a 100 latidos por minuto se considera taquicardia y una frecuencia cardíaca inferior a 60 latidos por minuto se considera bradicardia.

Cuando hacemos ejercicio o algún tipo de esfuerzo físico, estos latidos aumentan. Sin embargo, en ocasiones se puede tener la sensación de que el corazón late más rápido de lo normal, se acelera, aletea o palpita fuerte, sin que haya un esfuerzo que lo justifique.

Palpitaciones en reposo: causas

Las palpitaciones en reposo pueden estar desencadenadas por factores como:

  • El estrés.
  • La ansiedad.
  • El consumo de sustancias estimulantes, como la cafeína, la nicotina o el alcohol.
  • El uso de determinados medicamentos.
  • Cambios hormonales durante la menstruación, el embarazo o la menopausia.

Las palpitaciones en reposo también pueden ser un síntoma de enfermedades relacionadas con la tiroides, unos bajos niveles de azúcar en sangre, anemia, presión arterial baja, fiebre y deshidratación o estar relacionados con un problema cardiaco más grave, como una arritmia (latidos cardíacos irregulares).

Es importante consultar al médico para descartar problemas de salud, en especial cuando se acompañan de malestar en el pecho, dolor, desmayos, dificultad para respirar o mareos. También si las palpitaciones ocurren con frecuencia o si hay antecedentes de enfermedad cardíaca.

Palpitaciones nerviosas: qué hacer para prevenirlas

Cuando las palpitaciones no se deben a una enfermedad o un problema cardiaco y tienen un origen nervioso, lo fundamental será identificar y abordar la causa, ya sea estrés, irritabilidad, inquietud,
nerviosismo... y recurrir si es preciso a la ayuda de algún especialista. Además, conviene eliminar o moderar el consumo de sustancias estimulantes.

Por otro lado, también puede ayudarte a reducir el estrés y la ansiedad:

  • Practicar técnicas de relajación: meditación, ejercicios de respiración profunda, yoga… o simplemente dedicarte tiempo a ti mismo para hacer aquellas cosas que más te gustan.
  • Pasar tiempo al aire libre, en contacto con la naturaleza.
  • Hacer ejercicio moderado de forma regular: nadar, correr, caminar a paso ligero, ir en bici… son algunos de los ejercicios más indicados para reducir el estrés y la ansiedad.
  • Cuidar el descanso y dormir las horas suficientes. Para ello, conviene establecer unos horarios para ir a la cama y crear un ambiente agradable en el dormitorio que favorezca el sueño, además de evitar las pantallas antes de acostarte.

Infusiones para las palpitaciones nerviosas

En caso de arritmia, como hemos indicado antes, es preciso averiguar la causa para descartar problemas cardiacos. Si son palpitaciones nerviosas, tomar infusiones calmantes puede ayudar a que vayan desapareciendo.

Te sugerimos tres tisanas relajantes que contribuyen a regular el ritmo cardiaco y a proteger el corazón.

  • Con espino albar y tila. Estas plantas tienen efecto antiarrítmico. Combínalas a partes iguales con pasionaria, melisa y flor de azahar. Separa 5 g de la mezcla por vaso de agua, ponlo en una tetera y vierte encima el agua recién hervida. Reposa 8-10 minutos y cuela. Puedes agregar un poco de zumo de limón. Se toman hasta 3 vasos diarios, el último media hora de acostarse.
Melisa

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  • Con lúpulo, valeriana, espino albar, sauce blanco y amapola. Hierve 1 cucharada de la mezcla (a partes iguales) por taza de agua 3-4 minutos y reposa 10. Cuela y endulza con sirope de arce o estevia. Toma 2-3 tazas al día.
  • Con agripalma. Mezcla agripalma, valeriana, angélica, manzanilla y anís estrellado a partes iguales. Separa 5 g de la mezcla por vaso de agua, hierve 2 minutos, reposa 10 y cuela. Agrega sirope o limón. Se toman 2-3 tazas al día. La agripalma tiene cierta toxicidad, pero ejerce una notable actividad antiarrítmica. No la uses de forma continuada; reemplázala si es preciso por melisa o espino albar.