La búsqueda de la felicidad es una preocupación –o una ocupación– universal, aunque muchas veces parece un objetivo imposible. Sin embargo, la Dra. Cristina Martínez, doctora en Psicología cum laude con más de veinte años de experiencia clínica en el ámbito público y el privado, nos propone en su libro ‘Ser felices es urgente’ (editorial Planeta) estrategias para conocernos, valorarnos y llevar una vida más acorde a nuestros deseos, es decir, acercarnos a lo que podríamos entender como felicidad.

Su trabajo como fundadora y directora del Gabinet Psicològic Mataró la ha llevado a tratar con numerosos pacientes y ayudarles a llevar la vida que desean. Hablamos con ella sobre la felicidad y  su nuevo libro.

 

–¿Por qué nos urge ser felices?
–La urgencia de perseguir la felicidad emana de nuestra naturaleza intrínseca en busca de bienestar, satisfacción y sentido. Como seres emocionales que somos, la felicidad no solo nos proporciona un estado de bienestar habitual, sino que también nutre nuestra salud mental, eleva nuestro ánimo y fomenta relaciones interpersonales enriquecedoras. Es de sobra conocido que las personas más felices son personas que viven más y mejor. La felicidad en definitiva, es un faro que guía nuestras acciones y decisiones, otorgando un propósito profundo a nuestras vidas y brindando significado a cada experiencia que atravesamos, de ahí la urgencia.

–¿Es la felicidad una quimera? ¿Se puede alcanzar realmente?
–La felicidad no es una quimera inalcanzable, sino más bien un horizonte hacia el cual podemos dirigir nuestros esfuerzos. Aunque es natural experimentar altibajos emocionales, la felicidad consiste en encontrar equilibrio y estar contento en medio de las vicisitudes de la vida. La felicidad no es la ausencia de problemas o dificultades emocionales, sino más bien la capacidad de encontrar serenidad y alegría incluso en medio de los desafíos que la vida inevitablemente presenta. No es una constante permanente, pero a través de la autenticidad, el autocuidado y la conexión con uno mismo y con los demás, es posible alcanzar momentos de auténtica dicha y satisfacción duradera.

 

–En tu libro propones una serie de pasos con ejercicios para mejorar nuestras emociones y transformar nuestra vida. ¿En qué consiste exactamente este plan? ¿Cómo está pensado?
–El plan que propongo en el libro se basa en una combinación de autoconciencia, cambio de perspectiva, y numerosos ejercicios prácticos de autoreflexión. Se estructura en una serie de capítulos secuenciales diseñados para guiar a los lectores hacia un mayor entendimiento de sus emociones, pensamientos y comportamientos, siguiendo el mismo orden y estructura que sigue un proceso de terapia psicológica estándar. A través de ejercicios de autoexploración, meditación y enfoque en el presente, se fomenta la transformación interna, permitiendo a los lectores cultivar una mentalidad más positiva y resiliente, igual que lograrían si hicieran una terapia psicológica guiada por un profesional de la salud mental.

–Uno de los primeros pasos es el autoconocimiento. ¿Cómo podemos conocernos mejor?
–El autoconocimiento se alcanza mediante la introspección honesta y la observación consciente de nuestros pensamientos, emociones y reacciones. Tomarse un tiempo todos los días para reflexionar sobre nuestras motivaciones, valores y patrones de comportamiento nos brinda claridad sobre quiénes somos realmente, qué queremos y hacia dónde vamos. También es valioso recibir retroalimentación de personas cercanas, ya que su perspectiva puede arrojar luz sobre aspectos de nosotros mismos que podríamos haber pasado por alto. Por eso en mi libro hay numerosos ejercicios que fomentan este tan necesario aspecto para empezar un cambio transformador en nuestras vidas.

–La autoobservación y meditación pueden ayudar. ¿Nos podrías explicar un poco más cómo ponerlas en práctica?
–La autoobservación es una habilidad esencial en el viaje hacia el autoconocimiento y el bienestar emocional. Implica adoptar una actitud de observador imparcial ante nuestros propios pensamientos y emociones, sin dejarnos arrastrar por juicios o reacciones automáticas. Esta práctica nos brinda una ventana hacia nuestro mundo interior, permitiéndonos descubrir patrones de pensamiento, tendencias emocionales y respuestas habituales que a menudo pasan desapercibidos en medio de la agitación de la vida diaria.

Una poderosa herramienta para cultivar la autoobservación es el diario emocional. Mantener un diario en el que registremos nuestras experiencias emocionales a lo largo del día nos permite examinar retrospectivamente cómo reaccionamos ante diferentes situaciones. Anotar nuestras emociones, pensamientos y el contexto en el que surgieron nos proporciona valiosa información sobre nuestros desencadenantes emocionales y las respuestas que generamos. Al hacerlo, nos brindamos la oportunidad de examinar nuestras reacciones desde una perspectiva objetiva, lo que a su vez nos ayuda a comprender mejor nuestras tendencias y hábitos emocionales.

–¿Y la meditación?
–La meditación, por otro lado, es una práctica que fortalece nuestra capacidad de autoobservación de manera significativa. Durante la meditación, nos concentramos en nuestra respiración o en un punto focal, y permitimos que nuestros pensamientos y emociones fluyan sin aferrarnos a ellos. A medida que practicamos, desarrollamos la habilidad de reconocer cuando nuestra mente divaga o cuando surgen emociones sin ser arrastrados por ellas. Esta conciencia plena nos empodera para observar nuestros pensamientos y emociones desde una distancia saludable, sin identificarnos plenamente con ellos.

En última instancia, tanto el diario emocional como la meditación se convierten en aliados poderosos para cultivar la autoobservación y el autodescubrimiento. Nos permiten desentrañar las complejidades de nuestra mente y emociones, desafiando suposiciones limitantes y brindándonos la libertad de elegir cómo responder a los desafíos de la vida. Al practicar regularmente estas técnicas, podemos desarrollar una relación más consciente y armoniosa con nosotros mismos, abriendo la puerta a un crecimiento personal profundo y a una mayor comprensión de nuestra propia naturaleza.

–¿Qué áreas de nuestra vida conviene analizar para saber cómo nos encontramos y hacia qué camino dirigirnos?
Es importante analizar diferentes áreas de nuestra vida para obtener una comprensión holística de nuestro bienestar. Estas áreas incluyen la salud física y mental, las relaciones personales, la carrera profesional, las metas personales y la conexión con actividades que nos aporten alegría y sentido. Al evaluar estas áreas, podemos identificar fortalezas y áreas de mejora, lo que nos permite diseñar la hoja de ruta hacia un equilibrio más saludable y una vida más gratificante y significativa.

Gestionar las emociones es una tarea pendiente. ¿Cómo recomendarías aprender a hacerlo? ¿Por dónde podemos empezar?
–Aprender a gestionar las emociones implica cultivar la capacidad de reconocer y regular nuestras respuestas emocionales. Comienza por practicar la conciencia emocional, identificando cómo te sientes en diferentes situaciones a través del diario emocional. Luego, trabaja en desarrollar técnicas de autorregulación, como la respiración profunda, la reestructuración cognitiva y la canalización creativa de las emociones. La práctica constante y la paciencia son clave para fortalecer estas habilidades a lo largo del tiempo.

–En el libro le dedicas un capítulo a la exigencia y autoexigencia. ¿Por qué tendemos a exigir y exigir demasiado? ¿Qué nos lleva a hacerlo?
–La tendencia a la exigencia y autoexigencia puede estar arraigada en la búsqueda de la perfección y la validación externa. A menudo, sentimos presión por cumplir con estándares ideales y compararnos con los demás. Esto puede generar estrés y disminuir la autoestima. Reconocer que el auténtico crecimiento proviene de la autocompasión y el autodescubrimiento nos permite liberarnos de la carga de las expectativas irrealistas y abrazar nuestro valor intrínseco.

–Para una vida feliz dices que hay que ajustar las expectativas y eliminar las decepciones. Hablemos de las expectativas, ¿qué son y por qué tenemos que hacernos cargo de ellas?
–Las expectativas son anticipaciones sobre cómo deberían ser las cosas o cómo deberíamos comportarnos. A menudo, son construcciones mentales que no siempre se alinean con la realidad. Hacernos cargo de nuestras expectativas implica reconocer que son influencias subjetivas y que la vida puede ser impredecible. Al ajustar nuestras expectativas hacia una perspectiva más realista y flexible, podemos reducir la probabilidad de decepciones y abrirnos a apreciar las experiencias tal como se presentan.

–¿Y cómo podemos gestionar la decepción? ¿Se puede vivir sin ella?
–La decepción es una emoción natural que todos enfrentamos en algún momento. Para gestionarla, es crucial permitirnos sentir y procesar esa emoción en lugar de reprimirla. A través de la autoaceptación y la búsqueda de aprendizajes en las situaciones decepcionantes, podemos transformarlas en oportunidades de crecimiento. Si bien es difícil evitar completamente la decepción, podemos desarrollar la resiliencia emocional para manejarla de manera más saludable y constructiva.

–¿Qué son las creencias limitantes y por qué no nos dejan avanzar?
–Las creencias limitantes son ideas arraigadas en nuestra mente que nos dicen que no somos capaces de lograr ciertas cosas. Estas creencias surgen de experiencias pasadas, miedos y autocríticas. Actúan como barreras mentales que nos impiden aprovechar nuestro potencial completo. Al cuestionar y desafiar estas creencias, podemos liberarnos de sus restricciones y abrirnos a nuevas posibilidades de crecimiento y éxito.

–¿Cuál es para ti la receta de la felicidad?
–La receta de la felicidad reside en el equilibrio entre la autenticidad, la gratitud, el autoconocimiento y la superación personal. Cultivar relaciones auténticas y significativas, apreciar las pequeñas alegrías de la vida cotidiana y dedicar tiempo a conocernos a nosotros mismos son ingredientes fundamentales. Además, la práctica constante de la empatía, la resiliencia y la autocompasión nos permite navegar las aguas de la vida con una perspectiva positiva y enriquecedora, creando así un camino hacia una felicidad duradera y auténtica.