Monia Presta es psicóloga clínica especializada en gestión emocional, neurociencias, psicofisiología clínica, sexología y terapia de pareja. Ha alcanzado su prestigio al crear el método TIE, un método práctico para solucionar los problemas psicológicos de manera rápida con el que ha ayudado a miles de personas. Es pionera de la teatroterapia en España. Divulgadora y conferenciante, colabora con diversos medios de comunicación, y es autora de libros como Apláudete a ti mismo y el recientemente publicado Tu cerebro emocional (RBA Libros).

‒Llega con un libro sobre emociones, como dice en el título, para sacar partido de lo que uno siente y transformar la vida… ¿Por qué nos cuesta tanto afrontarlas?

Nos cuesta tanto afrontarlas porque tenemos el legado del racionalismo cartesiano. El cogito ergo sum o «pienso, luego existo» constituye la piedra angular del pensamiento occidental. Descartes pensaba que se podía acceder al conocimiento solamente a través de la lógica. Separó el cuerpo de la mente como si fueran dos entidades divididas. Hoy sabemos que no es así.

El cuerpo y la mente están juntos. A partir de los años 90, un grupo de investigadores muy importantes, como Daniel Goleman, Richard Davidson, Eric Kandel y Antonio Damasio, descubrieron que las emociones están siempre presentes en nuestras decisiones. No hay ninguna decisión que tomemos sin emoción. Nuestro cerebro emocional es más rápido que nuestro cerebro racional, porque se desarrolló antes.

‒¿Cómo nos ayuda el cerebro emocional?

‒El cerebro emocional está compuesto de dos estructuras: la amígdala y el hipocampo. El hipocampo se encarga de mantener viva nuestra memoria con respecto a aquello que es importante para nuestra supervivencia, y la amígdala, de imprimir la emoción correspondiente.

El cerebro emocional nos ha protegido durante siglos y siglos dando respuestas automáticas inconscientes ante el peligro. El hombre de las cavernas tenía que detectar los peligros y las amenazas del ambiente.

Era y es una manera de solucionar los problemas y reaccionar lo más rápidamente posible. O sea que es nuestra brújula interior para afrontar cada situación de nuestra vida de manera intuitiva y resolutiva.

‒Se puede decir que las emociones son como faros que nos guían...

‒Si, de hecho, las emociones no son ni negativas ni positivas. Son adaptativas y nos dan información sobre el entorno y nuestro estado interior. Si las cabalgamos, se van rápidamente, como un soplo de viento. Si las inhibimos o las negamos, se generan trastornos tanto psicológicos como físicos. De hecho, las emociones nos avisan si una situación es buena o no, y ni siquiera hay que pensar en ellas, porque son automáticas. Nos guían hacia nuestro bienestar interior y supervivencia. Son reacciones muy rápidas que tenemos ante un estímulo, sea externo o interno, que genera una alteración en nuestro organismo. Las emociones tienen un mensaje para nosotros y vienen a informarnos de si una persona o situación realmente nos conviene o no.

‒Cuánto daño nos hacen las etiquetas... ¿Positivo? ¿Negativo?

‒Hoy en día se les ha puesto la etiqueta de positivas o negativas, porque algunos pseudogurús las han etiquetado. En la sociedad de la prisa donde evitamos el dolor, se genera más dolor. Estamos llenos de distracciones corriendo de aquí para allá, surfeando en las redes sociales. La sociedad de la prisa necesita remedios rápidos como pastillas y con poca conciencia de lo que se puede hacer de manera proactiva para mejorar el propio bienestar. En realidad, el precio a pagar es mayor cuando no se quiere tener conciencia.

Las personas sufren más porque no se conocen a sí mismas. La vida alterna momentos fáciles y difíciles y parece que no haya tiempo para vivir de verdad, ser y sentir algunas emociones como la tristeza, el miedo o la rabia. No queremos escucharlas, porque algunas generan incomodidad y malestar.

‒Son incómodas...

‒La incomodidad en realidad tiene un mensaje intrínseco para nosotros. Cuanto más las ignoramos, más generamos un malestar que perdura en el tiempo. Una de las emociones etiquetadas como negativas es la tristeza. La tristeza tiene que ver con la pérdida de un ser querido, de un trabajo, de la pareja, o con un cambio vital. Es necesario cabalgarla para poder dar el justo lugar a aquella persona, situación o trabajo. Además, las lágrimas curan expulsando sustancias tóxicas de nuestro cuerpo como el manganeso, y segregan las encefalinas, que producen una sensación de alivio y son un verdadero analgésico natural.

‒¿Cómo podemos afrontar la tristeza?

Si inhibimos la tristeza, se puede generar una depresión crónica por exceso de manganeso en el cuerpo. Lo mejor para superar la tristeza es abrazarla, llorar y, si se toma consciencia que es difícil salir de la situación, pedir ayuda a un psicólogo o una psicóloga.

Cuando no las escuchamos, las inhibimos, las apartamos o las negamos, se hacen sentir más con síntomas tanto psicológicos como físicos.

‒¿Y la rabia?

‒Es otra emoción mal etiquetada como negativa que tiene que ver con un daño percibido. Si se inhibe y no se gestiona bien, se pueden generar trastornos como el bruxismo, acidosis, infartos, derrames cerebrales, tensiones musculares y depresión.

Una buena gestión emocional sin tener una conducta reactiva contra los demás puede ayudarnos a descargar estas tensiones musculares y ahorrarnos las enfermedades mencionadas.

‒Es la creadora del método TIE. Cuéntenos...

‒La Terapia Integradora Estratégica (TIE) es un método que he desarrollado a partir de mi experiencia clínica de más de 17 años. Ante la pluralidad de enfoques psicológicos, sentí la necesidad de integrarlos para atender las necesidades de las personas que acuden a mi clínica, creando un método que facilita la resolución de problemas de una forma muy práctica, rápida y eficaz.

El método TIE ayuda a tener consciencia de nuestras emociones, aprender a gestionarlas, ganar libertad emocional, tener bienestar psicofísico, dejarnos llevar por la inteligencia de las emociones y del corazón y ser felices a diario.

‒¿En qué consiste el TIE?

‒Hay cinco pasos fundamentales que definen el método TIE. El primer paso consiste en aprender a reconocer las emociones, y el segundo paso es abrazarlas. Cuando las abrazamos y las aceptamos, nos ahorramos desarrollar trastornos psicológicos y físicos. El tercer paso tiene que ver con herramientas muy prácticas, que menciono detalladamente en el libro, para gestionar bien nuestras emociones. El cuarto consiste en activar nuevas brújulas de pensamiento a partir de una buena gestión emocional.

Las emociones bien gestionadas dan coraje, fuerza, empoderamiento personal, desarrollan una actitud creativa y positiva y la capacidad de pensar diferente. Cuando se puede pensar de otra manera, se pueden tomar decisiones de manera creativa y resolutiva frente a los problemas.

El quinto paso del método es actuar, pasar a la acción tomando las decisiones correctas en nuestra vida.

‒¿Cómo nos ayuda el TIE?

‒Si seguimos los pasos del método, podemos reactivar nuestra inteligencia emocional interior y tomar mejores decisiones en nuestra vida, solucionando los problemas que se presenten con más resiliencia, optimismo y serenidad. El método TIE se adapta a la personalidad de cada uno y lleva a conectar con nuestra sabiduría, paz y salud interior.

‒Tu segunda vida empieza cuando te das cuenta de que solo tienes una, dice en su libro. ¿Algún superpoder para vivir mejor?

Escuchar nuestro cerebro emocional es el secreto para poder vivir mejor con consciencia y no dejarse llevar por conductas reactivas, adicciones, problemas o decisiones poco acertadas. Reconocer nuestras emociones es el primer paso hacia la felicidad.

Cuando no vemos alguna cosa, no la podemos cambiar. Y, cuando la vemos, podemos empezar a volar hacia la libertad psicológica, física y emocional. Por eso, ver nuestras emociones es nuestro superpoder. Escuchar nuestras emociones, meditar, reír, jugar, viajar, hacer deporte, darse baños de naturaleza, cultivar hobbies y hacer alguna pequeña cosa diferente cada día puede cambiar nuestra vida totalmente.

No hay nada mejor que volver a conectar con nuestro niño interior para conectar con nuestra esencia, con nuestro verdadero daimon interior y disfrutar de la vida. Mientras hacemos todo eso, se activan dentro de nosotros nuevas conexiones neuronales y nuevas maneras de vivir, para pintar la vida con otros colores.