De improviso se advierte un malestar general, acompañado a menudo de dolor de cabeza. Aparece la fiebre, acompañada de escalofríos, que sube rápidamente a 38-40 ºC y disminuye, en general, para volver a remontar al día siguiente. También hay secreción nasal, tos, dolor de garganta... La fiebre, así como un profundo cansancio acompañado de dolores musculares, más acentuados en la espalda y piernas, producen la sensación de haber recibido una paliza. Son todo síntomas de que es muy probable que tengamos encima la gripe.

En los últimos años se ha hablado mucho de lo rápido que se contagia la Covid, pero la gripe  también se transmite con gran rapidez, al inhalar las microgotitas provenientes de la tos o de los estornudos de una persona infectada, o bien a través de sus secreciones. Se calcula que una persona griposa puede contaminar a otras cinco en solo un día. Y que cada una de ellas disemina a su vez el virus en 12 o 24 horas, lo que explica la rápida propagación en casos de epidemia.

Afortunadamente, la gripe evoluciona como una afección leve en el 90% de los casos. Y si alguien tiene recursos para combatirla ése es nuestro propio cuerpo. De hecho, los síntomas son señales indicativas de que el organismo ha puesto en marcha todos sus mecanismos de defensa para sanar.

Con remedios caseros naturales como este jarabe de cebolla para la gripe podemos aliviar los síntomas a la vez que fortalecemos el organismo:

Vamos a ver cómo reacciona el organismo para combatir la gripe, cómo podemos ayudarle a hacerlo y qué remedios naturales tenemos a nuestro alcance para aliviar suavemente los síntomas.

Cómo actúan las defensas del cuerpo ante la gripe

Sobre la eficacia de las vías respiratorias a la hora de depurar el organismo ante medios adversos nos puede dar muestra cualquier ejemplo. Veamos: de los aproximadamente 2.000 microorganismos que inspiramos por mm3 de aire sólo aparecen 30 en el aire espirado; el 98% se queda dentro del aparato respiratorio y, a pesar de ello, estos no nos provocan, la mayoría de las veces, ningún problema de salud.

Otro tanto ocurre con las partículas atmosféricas de menos de 5 micrones, de los cuales respiramos unos 10 millones por día sin que provoquen contratiempos. Todo ello nos puede dar una idea de que en las vías respiratorias hay unos mecanismos de relación con el medio que nos rodea que permiten la adaptación.

En ocasiones este medio ambiente es demasiado agresivo, o los medios de relación fallan; entonces se pondrán en marcha otros mecanismos, digamos más fuertes, que serán los encargados de provocar una reacción defensiva o curativa para el organismo.

Es importante, pues, escuchar al cuerpo y conocer sus mecanismos defensivos para dejarle hacer y ayudarle sin interrumpir su acción.

Lógicamente, la defensa suele comenzar por las partes más externas de la mucosa: nariz, faringe, laringe, tráquea. Desde allí se producen las primeras reacciones: tos, estornudos y secreción nasal... A las que seguirán otras si el problema se mantiene.

Veamos cómo actúan cada uno de estos mecanismos de defensa:

La tos

La tos es un reflejo que se desencadena por irritación de los receptores nasales, laríngeos o traqueobronquiales. Durante el golpe de tos, el aire expulsado alcanza un tercio de la velocidad del sonido, el cual arrastra lo que pilla hacia fuera de nuestro cuerpo, o lo pone en la laringe, donde será tragado o deglutido. De todo esto se deduce el poder limpiador de la tos, eficaz sobre todo en bronquios y tráquea, pero también en alvéolos y vías respiratorias altas.

Hay que evaluar, por lo tanto, muy bien la utilización de antitusígenos, pues con ellos romperemos este mecanismo de defensa; se dice que la tos que no saca moco no es productiva y se puede cortar, pero yo considero que la tos puede ser favorable y productiva aunque no expulse moco.

El moco

Va unido en su acción defensiva eficaz al llamado transporte mucociliar, que se extiende por todas las vías respiratorias excepto en el alvéolo, pero a éste le ayuda en su limpieza por medio de un mecanismo de succión.

Debajo de este manto o mecanismo mucociliar están las células ciliadas, con cilios que oscilan entre 1.500 y 1.000 ciclos por minuto, de forma coordinada, para arrastrar el moco hacia afuera. Así, la capa de moco sólo se mueve en una dirección, hacia afuera, y a una velocidad de 5 a 20 mm por minuto, velocidad que disminuye en la periferia a 0'5 mm por minuto, pero siempre es ayudado por la tos a expulsar sustancias.

Este transporte mucociliar se ve favorecido por el ejercicio y el aire puro y disminuido por el alcohol, algunas sustancias (atropina), el óxido de carbono, el anhídrido sulfuroso, el dióxido de nitrógeno y el ozono que se acumula por la contaminación urbana en sitios cerrados o con ambiente caluroso y produce una angustia indefinida a personas sensibles, además de disminuir este mecanismo de defensa.

También se ve afectado por el tabaco, que no disminuye el transporte ciliar sino que lo desorganiza, aumentando la velocidad en la periferia y disminuyéndola en el centro, con lo cual provoca grandes trastornos.

Otras defensas

  • Lotrasisozima: es una enzima derivada fundamentalmente de las células defensivas, los leucocitos o glóbulos blancos. Tiene propiedades bactericidas.
  • lnmunoglobulinas tipo A y complementos: aumentan rápidamente, sobre todo cuando hay infecciones.
  • La alfa-1 tripsina: que ejerce una acción inhibidora de los enzimas bacterianos, impidiendo que éstos destruyan la mucosa respiratoria o el alvéolo. Entre la alfa-1 tripsina y los enzimas bacterianos, lisozimas y otras proteasas debe haber un equilibrio que puede inhibir a las proteasas, que rompen la pared alveolar. El tabaco es uno de los factores que rompe este equilibrio, pues aumenta la lisozima de los leucocitos y disminuye esta alfa-1 tripsina, con lo cual se producen roturas del alvéolo, concretamente enfisemas y destrucciones crónicas del flujo aéreo.
  • El interferón: es la primera sustancia que se produce después de un estímulo viral; no impide que el virus penetre en la célula, pero no le deja procrearse una vez dentro de ella. 
  • Los barrederos respiratorios: en servicio permanente, como son los leucocitos polimorfonucleares, monocitos y macrófagos; se tragan todo lo que encuentran a su paso; también hay que decir aquí que el alcohol, el tabaco y el ozono no les dejan trabajar.

Todos estos mecanismos funcionan desde el momento del nacimiento. A partir de entonces, y sobre todo del tercer mes, se formarán en el 'niño mecanismos de defensa todavía más específicos: las defensas humorales y celulares derivadas de los linfocitos B y T.

A todos ellos se van a unir con mucha facilidad la fiebre y la pérdida de apetito, los dos pilares en que se apoya el cuerpo para resolver sus crisis agudas y que no conviene inhibir, sino solamente controlar.

Cómo tratar la gripe sin alterar las defensas del cuerpo

El tratamiento habitual que se hace de la gripe es ir en contra de los síntomas, aplicando vasoconstrictores locales, antihistamínicos y AINE (antiinflamatorios no esteroideos), lo cual es un error.  En su lugar, podemos tomar medidas para ayudar al cuerpo e incluso para acelerar la recuperación.

 Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en un sistema inmunitario sano, una gripe durará de dos a tres días, y ese intervalo se debe respetar, ya que el tiempo es un factor de curación en cualquier proceso infeccioso. Estos consejos pueden ayudar:

1. Respetar la fiebre

La fiebre es una reacción natural del organismo para defenderse frente a la infección. Por ese motivo no debe cortarse. Hay que controlar su evolución y sólo si produce notable malestar, ayudar a regular la temperatura corporal con compresas frías en cuatro dobleces sobre el vientre. Deben cubrirse con un paño de grueso (de lana) para que no se moje la sábana. Además de regular la temperatura corporal, estas compresas descongestionan los pulmones.

2. Beber muchos líquidos

Para favorecer una pronta recuperación es fundamental hidratar bien el organismo.

Beber ayuda a fluidificar las mucosas y a depurar el organismo. La mejor bebida es el agua mineral, aunque también son convenientes los caldos de verduras y los zumos frescos caseros (naranja, limón, piña, manzana, etc.).

El consumo de recursos concentrados de azúcar (como miel, zumos comerciales de naranja, glucosa o fructosa) reduce en gran parte la capacidad bactericida de los leucocitos. Por ello antes de consumirlos, los zumos de fruta deben estar bien diluidos. 

Obtenidos unos 750 cc de zumo, se añade agua mineral hasta completar el litro y se incluye una pizca de sal marina y pimienta negraEl litro resultante se bebe a lo largo del día.

Los más indicados en época de gripe son los de zanahoria (aporta vitamina A), uva negra(aporta taninos de acción antivírica), naranja y limón(aportan vitamina C). Como bebida preventiva, por la noche, es aconsejable el zumo de un limón diluido en agua y endulzado con miel y canela.

3. TOMAR JENGIBRE CON ZUMO DE LIMÓN

Algunas plantas contienen principios activos que estimulan el sistema inmunitario. Éstas son las más eficaces en caso de resfriados o gripe. Una de ellas es el jengibre.

El jengibre (Zingiber officinale) tomado fresco tiene excelentes propiedades antisépticas, calma la tos y alivia los problemas respiratorios que acompañan a la gripe y los resfriados.

En caso de infección, se recomienda machacar un diente de ajo, rallar un trozo de jengibre fresco de tamaño similar y exprimir el zumo de un limón. Se añade una taza de agua caliente y miel al gusto y se toman tres tazas al día.

Sus efectos son inhibitorios de la agregación plaquetaria (mayores que el ajo o la cebolla), efectos antifúngicos, carminativos (eliminan el gas intestinal) y espasmolíticos del tracto intestinal.

4. Aumentar el consumo de ajo

El ajo (Allium sativum) es especialmente útil a la hora de combatir las infecciones, sobre todo las de nariz, garganta y sistema respiratorio.

Su efecto antibiótico se debe a uno de sus componentes, la alicina, y al resto de componentes de su aceite volátil, altamente antisépticos. Tiene un efecto antibiótico y antivírico, por lo que su consumo habitual ayuda a prevenir las infecciones.

De todos modos, aunque su consumo regular ayuda a prevenir enfermedades, no conviene abusar, pues tomar más de uno o dos dientes de ajo al día no mejora sus efectos. 

  • Puede tomarse en distintas presentaciones: directamente troceados sus dientes o en las diversas formas culinarias, especialmente las sopas de ajo.
  • Para disimular su fuerte sabor se recomienda mezclarlo, previamente machacado, con zumo de naranja y de limón. Este preparado se puede tomar dos o tres veces al día durante una semana. 
  • Para evitar el mal aliento que provoca se puede optar por las perlas de ajo.

5. Poner cebolla en la mesita de noche

La cebolla (Allium cepa L.) contiene un aceite volátil que ejerce un efecto desinfectante, antibiótico y antivírico. Por este motivo, tanto de forma preventiva como terapéutica, es recomendable añadirla a las ensaladas. También ejerce un efecto expectorante, por lo que se recomienda colocar unas rodajas en un plato junto a la cama del paciente griposo, para aliviar la tos.

Su actividad bactericida es efectiva esencialmente en la cebolla cruda, pero si su sabor resulta muy fuerte se puede tomar con miel, o beberla fuera de las comidas mezclada con zumo de naranja.

Para evitar el mal aliento se puede masticar una ramita de perejil.

6. Recurrir a plantas medicinales

Estas son algunas de las más eficaces en caso de gripe y resfriado:

  • SELLO DE ORO. El sello de oro (Hydrastis canadensis) ejerce una acción antivírica debido a su alto contenido en alcaloides biológicamente activos, como la berberina, hidrastina y la canadina. La berberina, concretamente, ejerce una acción antibiótica eficaz frente a estafilococos, estreptococos, clamidias, corinebacterias, salmonella tiphi, vibrio colérico, diplococo pneumoniae y cándida, y estimula la actividad macrofágica a nivel linfático, con lo cual potencia la acción limpiadora de la linfa y la eliminación de bacterias y virus a este nivel. También aumenta el flujo sanguíneo, lo que permite un incremento de la acción linfocítica.
  • REGALIZ. Inicialmente el regaliz (Glycirrhiza glabra) se recomendaba casi exclusivamente para tratar la acidez y la úlcera gastroduodenal, pero en la actualidad se recomienda también en casos de tos y resfriados de las vías respiratorias altas, así como en el tratamiento de infecciones víricas, ya que protege las mucosas del aparato respiratorio y digestivo. Esta planta medicinal tiene dos mecanismos de acción sobre el sistema inmunitario: estimula la actividad del timo y, por tanto, de la inmunidad celular mediada por los linfocitos; e impide la supresión inmunitaria secundaria al estrés y los corticoides. No conviene prolongar su uso, ya que puede provocar retención de líquidos y un aumento de la presión arterial. Para evitar esos efectos se puede tomar regaliz desglicirrizado (Solgar).
  • GROSELLERO NEGRO. Elgrosellero negro (Ribes nigrum) es una de las mejores fuentes de vitamina C, que refuerza las defensas. Media docena de sus diminutos frutos contienen más vitamina C que un limón grande. Su consumo asegura una gran resistencia a las infeccionesEl jugo fresco es sudorífico, por lo que es útil para tratar la fiebre.
  • ASTRÁGALO. Los chinos consideran la raíz del astrágalo (Astragalus membranaceus) como un intensificador del sistema inmunitario, un tónico específico que refuerza las defensas del organismo ante las enfermedades. Su efecto se debe a que incrementa significativamente la producción y secreción de interferón, lo cual vincula las superficies celulares que estimulan la secreción de proteínas de acción antivírica.
  • EQUINÁCEA. La equinácea (Echinacea angustifolia) es uno de los mejores tratamientos naturales contra la gripe y los catarros, ya que tiene propiedades antiinflamatorias y estimulantes de la inmunidad. Existen diversas presentaciones y se suele recomendar tomar 60 gotas/24h de tintura madre, 30 gotas/24 h de extracto fluido o 0,5 g/24 h de extracto seco. En caso de infección y durante 3 o 4 semanas, puede tomarse la dosis indicada, a días alternosNo obstante, como tónico inmunitario no se recomienda su toma durante largos períodos. Solo si se presentan los síntomas y durante una o dos semanas.

7. tomar nutrientes que refuerzan el sistema inmunitario

Se ha demostrado que algunas vitaminas y minerales presentes en los alimentos estimulan la producción de linfocitos (células defensivas) y mejoran sus funciones. Por ello, incluir estos nutrientes en la dieta puede ayudar a prevenir posibles infecciones.

  • VITAMINA A. Cuando se produce una infección, grandes cantidades de esta vitamina desaparecen a través de la orina, lo que indica que sus necesidades aumentan en tales situaciones. Además el betacaroteno o provitamina A estimula la síntesis y secreción de factores químicos linfocíticos como el interferón y la interleucina, importantes también en la inmunidad. La mejor fuente de betacaroteno es el zumo fresco de zanahoria. Es importante también cuidar la flora intestinal, tomando probióticos, como lactobacilos (yogur), o alimentos fermentados.
  • ZINCEl zinc es un mineral que interviene en más de 200 reacciones químicas que se producen en el organismo. Además de ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre, estimula la producción de linfocitos, por lo que resulta útil para combatir los virus. Este mineral se encuentra en muchos alimentos, pero su absorción es limitada, aunque mejor si procede de los de origen vegetal. Las semillas de calabazas on una buena fuente de zinc. Otros alimentos ricos en este mineral son las lentejas, el germen de trigo o pan de trigo integral, el queso y la avena.
  • VITAMINA C. La vitamina C protege al organismo frente a las infecciones, ya que refuerza la inmunidad. Su efecto inmunoestimulador actúa a varios niveles: aumentando la producción de leucocitos, incrementando los niveles de interferón, potenciando las respuestas inmunes mediante anticuerpos, incrementando la secreción de hormonas tímicas y aumentando la integridad del tejido conectivo. Las naranjas y los cítricos así como el kiwi y la col son buenas fuentes de vitamina C.
  • MAGNESIO. El magnesio tiene acción estimulante de la función linfocitaria, además de producir un incremento en la secreción de interferón e interleucina. Por ello es útil para reforzar las defensas del organismo (linfocitos) y evitar la gripe. A título preventivo, puede hacerse una "cura de magnesio" a principios de otoño. Se trata de beber medio vaso de agua mineral al que se ha añadido cloruro de magnesio (20 g/litro), preferentemente en ayunas y durante 2 o 3 semanas. Al principio puede provocar una leve diarrea que dura uno o dos días.

cómo prevenir la gripe: el mejor tratamiento

Fortalecer el sistema inmunitario ( y no debilitarlo)

Mantener un sistema inmunitario sano es la mejor manera de protegerse de la gripe. La nutrición y el control del estrés son determinantes para conseguir ese objetivo.

Otros factores que deben tenerse en cuenta son el consumo de tabaco o alcohol, la automedicación con fármacos, los niveles altos de glucosa, triglicéridos y colesterol en la sangre, el consumo excesivo de azúcares, los factores medioambientales y las alergias, que pueden debilitar significativamente las defensas.

Mantener el aire limpio

Es importante asegurar la desinfección del aire: airear adecuadamente las habitaciones, así como mantener cierto grado de humedad. Lo más importante es que el aire este renovado y fresco, por lo que conviene evitar en lo posible el humo del tabaco. Evitar los lugares con aglomeraciones, que favorecen el contagio, como los transportes públicos, grandes almacenes, cines...

Hacer ejercicio físico

Se ha comprobado que el ejercicio moderado, como caminar, estimula las defensas naturales del organismo frente a las infecciones, de lo que se benefician especialmente las mucosas de la boca, garganta y tracto respiratorio en general (las más vulnerables en caso de gripe o resfriados).

Por el contrario, el ejercicio demasiado enérgico o prolongado ejerce el efecto contrario, disminuyendo el número de leucocitos e inmunoglobulina-A durante dos o más días. Son conocidas, en este sentido, las infecciones respiratorias después de un intenso entrenamiento deportivo.

Descansar

El cansancio disminuye las defensas del organismo, impidiendo que éste se renueve y desintoxique. Por eso dormir las horas necesarias y buscar momentos de relajación física y mental durante el díaayuda a mantener alejados la gripe y los catarros. El valor del sueño y del descanso, tanto como preventivo como durante el catarro o la gripe ya instaurados, no debe desestimarse.

Evitar el estrés

Numerosas investigaciones relacionan la tensión nerviosa y las emociones negativas con los procesos infecciosos. Estudios recientes indican que un alto nivel de estrés psicológico disminuye la resistencia a las infecciones víricas y casi dobla la posibilidad de padecer gripe y catarros. Por su parte, las técnicas de relajación y visualización disminuyen la duración de las infecciones. 

SEGUIR una dieta equilibrada

Para mantener el sistema inmunitario en buena forma conviene seguir una dieta lo más equilibrada posible, dando predominancia a la fruta, verdura y cereales integrales.

  • Los cítricos son especialmente ricos en vitamina C y flavonoides, por lo que es aconsejable comer naranjas, mandarinas y pomelos durante el día o antes de las comidas.
  • También es importante evitar la ingestión excesiva de hidratos de carbono refinados(azúcar blanco o bollería industrial). El deterioro de las defensas del organismo por el abuso de azúcar, aunque provenga de recursos naturales como los zumos de frutas y la miel, parece ser debido al hecho de que la glucosa sanguínea y la vitamina C compiten por los lugares de transporte dentro de los leucocitos. Los niveles reducidos de vitamina C debidos al consumo excesivo de azúcar pueden dar lugar a un deterioro importante de la función leucocitaria.
  • Asimismo, es necesario evitar el consumo excesivo de grasas animales, pues tienden a debilitar el sistema inmunitario.
  • El consumo en exceso de alcohol, café y tabaco también es contraproducente por el mismo motivo.
  • Mantener una buena hidratación del organismo, tanto a nivel local como general. Una buena hidratación de las mucosas ayuda a rechazar las infecciones víricas. Y la buena hidratación general del organismo mejora las funciones leucocitarias, al reducir la concentración de solutos en sangre. Durante el proceso febril es aconsejable hacer baños con agua caliente o templada. Una vez pasada la fiebre, fortaleceremos el organismo con frotaciones de agua fría y baños alternos.

VACUNA DE LA GRIPE

En cuanto a la vacunación, conviene tener en cuenta estas consideraciones:

  • El primer problema reside en la mutabilidad del virus. Se modifica con facilidad, y escapa así a los anticuerpos que el organismo ha podido fabricar durante una epidemia anterior o una vacuna anterior. Al entrar en contacto con el cuerpo creará anticuerpos en tres días.
  • Cada año la vacuna varía en función de las predicciones sobre qué cepa será la predominante, por lo que aunque se esté vacunado se puede coger la infección al ser atacado por un virus diferente. Por ello la vacuna no garantiza la inmunidad (su eficacia va del 30 al 80 %).
  • Otro inconveniente es que puede sobrecargar el organismo y debilitar el sistema inmunitario, lo que sería contraproducente, ya que las personas más expuestas a la infección son las que tienen disminuida su capacidad defensiva.
  • Respecto a los efectos secundarios, cabe mencionar reacciones alérgicas o de activación viral. También se ha comentado la posible relación con la polimialgia reumática (dolor y rigidez en cuello y músculos de la zona escapular y pelviana) y la polineuritis.
  • Otra contraindicación importante es la alergia a las proteínas del huevo, ya que la vacuna se prepara inoculando un embrión de pollo.