Durante estos últimos años se ha producido un cambio de paradigma con respecto a la importancia de cuidar la salud mental. Frente al estigma de hace unas décadas, ir al psicólogo o al psiquiatra ya no está mal visto y, poco a poco, se va normalizando el hecho de buscar terapia profesional.

No obstante, aún existe mucha confusión y desconocimiento sobre el momento adecuado para iniciar una terapia. Muchas personas, aunque estén sufriendo enormemente, dejan pasar el tiempo o intentan solucionar su problema por ellas mismas, alargando, de forma innecesaria, su malestar. ¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional

Cuándo buscar ayuda psicológica

Como orientación, te puedo decir que, cuando aparece la idea de “quizá debería buscar terapia”, esto significa que este es el mejor momento para empezar un proceso terapéutico. No es necesario que la situación sea grave. Hay situaciones que resultan limitantes y entonces es imprescindible buscar ayuda y otras que no son tan graves pero que igualmente pueden afectarte en el día a día y, también, a la crianza de tus hijos, si los tienes.

Si te reconoces en una o varias de las siguientes situaciones, no dejes pasar más tiempo y busca ayuda para comenzar a sanar cuanto antes. Cuanto más tiempo pase, más malestar acumularás y más complicado será el trabajo, ya que los patrones tóxicos tienden a reforzarse cada vez más.

En todas estas situaciones te puede ayudar un buen profesional. Recuerda que su ayuda no deberá basarse en darte una lista de tareas y consejos, sino a ayudarte a comprender tus propios procesos y, también, a encontrar tus propias soluciones.

1. Siempre que sientas que algo no va bien

Obviamente, la terapia psicológica es imprescindible para mejorar y superar el problema si sufres alguno de los problemas más habituales y extendidos en nuestra sociedad:

2. Si intentas cambiar pero no puedes

Intentamos cambiar, pero no podemos. Aunque la mente sabe lo que no está bien o lo que no queremos repetir, volvemos a caer en los mismo y nos es imposible cambiar.

Los automatismos inconscientes son mucho más poderosos que nuestra mente racional, por este motivo es muy difícil cambiarlos únicamente usando la cabeza, leyendo un libro o asistiendo a una charla. En estos casos, es necesario un acompañamiento profesional para profundizar y promover un cambio real que se mantenga en el tiempo.

Este punto también es válido para los problemas mencionados anteriormente (ansiedad, depresión, fobia...). Es muy difícil superarlos sola, no tiene nada de malo reconocerlo y buscar ayuda profesional.

Busar psicólogo

LECTURA RECOMENDADA

¿Cómo elegir psicólogo?

3. Si necesitas conocerte mejor

No es necesario tener graves problemas para acudir a terapia psicológica. En muchas ocasiones, la persona no viene a consulta con un objetivo claro y concreto, sino con un deseo general de profundizar en sí misma y aprender a conocerse mejor.

A veces, estas personas tienen la sensación de que comprenden algunas situaciones o reacciones que han tenido a lo largo de su vida de su vida, pero otras, les resultan más incomprensibles, complicadas o quieren profundizar en ellas.

En estos casos, la terapia funciona como un fantástico camino de autoconocimiento. Al fin y al cabo, cuanto más conozcamos sobre nosotros mismos, más autoestima y seguridad tendremos en el presente.

4. Si repites patrones perjudiciales

Cuando detectamos patrones perjudiciales repetidos, por ejemplo: mismo tipo de parejas tóxicas, relaciones de amistad insatisfactorias, sumisión en el trabajo, etc.

A veces ocurre que una persona acude a consulta para trabajar una situación concreta de su presente, pero analizándola en terapia, se da cuenta de que ha estado repitiendo ese mismo patrón a lo largo de toda su vida.

Por ejemplo, Margarita vino a mi consulta tras sufrir un colapso por agotamiento que puso en peligro su vida. Analizamos su presente y, también, toda su historia personal, y descubrimos que había repetido, durante toda su vida adulta, un mismo patrón: trabajar hasta la extenuación, enfermar, tener que descansar a la fuerza durante su recuperación y, de nuevo, entrar en un trabajo estresante que volvía a llevar su cuerpo al límite.

Tomar conciencia de estos patrones repetidos es el primer paso para cambiarlos.

5. Si repites actitudes heredadas

Soy mi padre o mi madre. Si te encuentras repitiendo frases o actitudes que no te gustaban de tus padres cuando tú eras pequeña, esto puede ser una señal para buscar terapia.

Un ejemplo muy claro de esta situación suele ocurrir cuando personas que desean practicar una crianza respetuosa con sus hijos se enfrentan a situaciones que les desbordan. En estos momentos, su mente racional pierde el control y pueden aparecer reacciones o frases automáticas que ellos mismos recibieron de sus padres y que se prometieron no repetir cuando tuvieran hijos.