No es difícil encontrar productos cosméticos, ya que hay cientos de opciones.

Lo difícil es elegir uno que nos agrade en todos los sentidos y que sea natural, ya que se aplican directamente sobre la piel para que ésta los absorba.

Desgraciadamente, muy pocos son verdaderamente naturales, y demasiados dicen serlo sin base alguna. Por ello, conocer los ingredientes que suelen utilizarse en su formulación es importante para saber elegir.

Si tenemos en cuenta su función, podemos distinguir cuatro categorías fundamentales:

Bases

La base de un cosmético es la grasa en la que se diluyen los otros ingredientes. Suele ser de origen vegetal, y además de dar "forma" al producto posee cualidades individuales que mejoran el resultado final. Entre las más utilizadas, destacan:

ACEITE DE ALMENDRAS

El aceite de almendras es un aceite de absorción fácil pero no rápida, por lo que es adecuado para el masaje.

Además, se mantiene en la piel mucho tiempo, respetando su humedad natural.

ACEITE DE AGUACATE

Es muy denso e hidrata la piel intensamente, por lo que resulta ideal para pieles muy secas o tras exponerse al sol.

Además, el aceite de aguacate es muy rico en vitaminas A, B1, B2 y B5 (ácido pantoténico), y aporta mucha elasticidad.

ACEITE DE JOJOBA

Es muy hidratante y está especialmente indicado para las pieles que se escaman con facilidad.

Además, es ligero, por lo que no tapa los poros y no deja sensación grasa.

A todo ello suma una acción antibacteriana.

También puede usarse en el cabello: aquí tienes una mascarilla casera de jojoba.

ACEITE DE COCO

El aceite de coco es uno de los ingredientes fundamentales de las leches y aceites bronceadores, y aporta una hidratación máxima a pieles muy secas.

Sin embargo, es algo denso, por lo que para algunas personas puede resultar demasiado pesado para aplicarlo en la cara.

Ayuda a prolongar el bronceado y si se aplica en el pelo la noche antes de lavarlo conseguiremos una hidratación máxima, dándole brillo y flexibilidad.

No obstante, si se usa para tomar el sol conviene no excederse en el tiempo de exposición, ya que los rayos UVA y UVB pueden dañar la piel.

ACEITE DE ROSA MOSQUETA

Aunque muchos lo confunden con un aceite esencial, el aceite de rosa mosqueta es en realidad una base.

Muy rico en ácidos grasos, es un ingrediente excelente en productos indicados para pieles dañadas, ya que regenera la piel.

Posee muchas cualidades: se usa para mejorar cicatrices, manchas solares y para tratar pequeñas arrugas. Además, no resulta graso, aunque no se recomienda en pieles grasas o con acné.

Ofrece muy buenos resultados en el tratamiento de las cutículas, una zona de las manos que tiende a estar seca y se daña a menudo. Poner unas gotas de aceite en ellas una vez a la semana ayudará a mantenerla sana y cuidada.

Aceites Esenciales

Son muy utilizados en aromaterapia por la multitud de cualidades que poseen.

El aceite esencial es el extracto de la planta obtenido mediante la destilación de flores, semillas, raíces, resinas, etc.

Se llama esencial porque recoge la esencia de la planta, pero no son realmente aceites, ya que carecen de ácidos grasos.

Son muy importantes en cosmética, ya que a diferencia de otros ingredientes, penetran en las capas más profundas de la piel, pero hay que tener cuidado porque en general son muy fuertes y algunos están contraindicados para personas sensibles.

Los más utilizados son el de lavanda, que es bastante suave y tiene una acción astringente, por lo que está indicado en pieles grasas y con acné; el de caléndula, que se suele incluir en productos para pieles sensibles, y la menta piperita, muy refrescante y de acción antiséptica y sedante, por lo que es el ingrediente más usado en productos para el cuidado y relajación de los pies y piernas cansados. También destacan el de camomila, eucalipto, naranja y árbol de té.

Aguas Florales

El agua de flores es el residuo de la extracción de los aceites esenciales. Resultan más suaves que el aceite, por lo que son útiles en circunstancias especiales de la piel.

Normalmente se usan para tonificar la piel, aunque también pueden sustituir al agua destilada en los cosméticos como fragancia.

Las aguas florales más utilizadas son las de rosa, camomila y lavanda.

Productos vegetales

Al igual que el cuerpo, la piel necesita nutrirse. Este grupo de ingredientes, en que podemos incluir los frutos secos, semillas, las frutas y las plantas, aporta todos los nutrientes necesarios.

Los frutos secos y semillas son, por su consistencia gruesa y algo ruda, el ingrediente idóneo para crear exfoliantes naturales.

Aunque también son ricos en ácidos grasos, como es el caso de las semillas de cáñamo, que se utilizan en la formulación de cremas hidratantes y protectores labiales.

Las frutas, por su parte, contienen alfa y beta-hidroxiácidos. Estos dos químicos naturales desligan las células muertas y disuelven las escamas de piel, respectivamente. Limpiar la piel de estos desechos estimula la generación de células nuevas.

Las más utilizadas en cosmética son el aguacate, el plátano, la papaya, la manzana y los frutos del bosque.

Otros ingredientes de este grupo que merecen destacarse son:

ALOE VERA

El aloe vera se utiliza en cremas hidratantes y tónicos para la cara, e incluso puede ingerirse su jugo.

Se aplica para calmar quemaduras y curar cortes y moratones. Uno de sus usos más valiosos es como hidratante tras la depilación o afeitado.

Estas operaciones eliminan una capa de piel, realizando una acción exfoliante, por lo que es importante limpiar y curar la zona para conservar su elasticidad y prevenir infecciones.

MANTECA DE KARITÉ

La manteca que se extrae de este fruto de origen africanohidrata la piel de forma duradera y la protege contra el frío y el viento.

Además, aporta flexibilidad y tiene una elevada concentración de vitamina F. Se puede usar en bebés para prevenir irritaciones. Si se aplica en el cabello, da brillo.

Otros ingredientes

Además de los ya citados, existen muchos otros ingredientes que se utilizan habitualmente en cosmética, pero que no se pueden incluir en ninguna de las categorías anteriores. Éstos son los más comunes:

ARCILLA 

La arcilla es una buena base para todo tipo de mascarillas. Desintoxica la piel y la limpia.

La más utilizada como componente es la blanca, y por sí sola la verde. 

La blanca se usa para pieles sensibles, con tendencia a Ia sequedad.

La verde es bastante astringente, por lo que es mejor para pieles ya algo grasas.

Si se aplica una mascarilla hay que asegurarse de que la piel no esté reseca e hidratarla profundamente después.

LANOLINA

La lanolina es la grasa de la lana de las ovejas. Se obtiene centrifugando la lana, tras haber esquilado al animal.

Es un potente emoliente que mantiene la humedad natural de la piel y la protege del frío y el viento, y una de las pocas grasas animales compatibles con la piel humana, aunque puede provocar alergias.

Se usa como base para arcillas hidratantes.

HAMAMELIS

El hamamelis es una planta originaria de Norteamérica. Los nativos creían que la belleza se la había dado un dios para que el hombre la encontrase y disfrutase sus propiedades medicinales.

Los colonizadores ingleses quedaron asombrados de los poderes de esta planta, con la que los indios curaban todo tipo de heridas y problemas cutáneos, y la trajeron a Europa.

El extracto de esta planta es astringente y tónico, por lo que tradicionalmente se ha utilizado para reducir hinchazones, aliviar picaduras de insectos y limpiar pequeños cortes.

En cosmética se usa como base para cremas limpiadoras o en la formulación de tónicos tras la exfoliación, ya que cierra los poros y calma la piel. Por este motivo se recomienda aplicar su extracto diluido después de depilarse o afeitarse, a fin de prevenir posibles irritaciones.

TOCOFEROL, VITAMINA E

El tocoferol es un nombre menos genérico para la vitamina E.

En cosmética se suele utilizar como conservante natural, ya que es un antioxidante. Pero si las cantidades de vitamina E son suficientes también ejercerá un efecto protector frente los radicales libres en la piel.

Es importante leer las etiquetas, ya que hay dos tipos de tocoferol: el natural, que se identifica como d-tocoferol, y el sintético, como dl-tocoferol.

La vitamina E se hace más potente cuando se usa en conjunto con la vitamina C

Saber leer la etiqueta: qué buscar en un producto cosmético

Como se ve, en la formulación de un cosmético intervienen muchos componentes. En este artículo hemos visto algunos de los ingredientes más naturales y recomendables, pero la lista es más larga.

Además, la publicidad puede a veces causar confusiones, ya que no es lo mismo un producto natural que otro basado en plantas.

Si realmente buscamos cosmética 100% natural, es importante evitar los aditivos sintéticos. Por ello, conviene acostumbrarse a leer la etiqueta.

Aunque de entrada parezca algo engorroso, nuestra piel agradecerá el uso de cosméticos de calidad, y nosotros mismos podremos notar la diferencia en los resultados.

En general, se pueden distinguir tres grupos diferentes de productos:

CONVENCIONALES

Dicen tener algún ingrediente de moda, como el aloe, la avena etc., y se anuncian como "naturales". Pero si miramos su formulación descubriremos que la planta de que dicen estar hechos se pierde en una lista numerosa de ingredientes de nombres imposibles. Algunos incluyen colorantes e incluso metales pesados, como aluminio.

BASADOS EN PLANTAS

No son completamente naturales, ya que contienen compuestos químicos de síntesis y conservantes. Pero entre ellos hay productos de calidad que ofrecen buenos resultados.

100% NATURALES

Su formulación es sencilla: incluyen 5 o 6 ingredientes fáciles de identificar. Hay pocas casas que los ofrezcan, ya que su elaboración es más costosa, y su distribución limitada.

Hay quien los rechaza porque son menos estables (ya que no tienen conservantes artificiales) y, en algunos casos, sus efectos beneficiosos no son inmediatos.

QUE DEBEMOS EXIGIR A UN COSMÉTICO NATURAL.

  • Un buen producto cosmético debería tener una composición sencilla.
  • Estar elaborado con ingredientes naturales, a ser posible de la zona en la que vivimos.
  • No incluir colorantes, perfumes o conservantes de origen sintético.
  • Tener un precio razonable.
  • No haber sido testado en animales.
  • Conviene evitar las sustancias que puedan producir alergia o estén contraindicadas según las circunstancias personales. La menta, por ejemplo, no es compatible con tratamientos homeopáticos.