El 21 de septiembre se conmemora el día internacional del Alzheimer. Esta fecha fue establecida en 1994 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con Alzheimer’s Disease International (ADI). Su propósito es fomentar prácticas saludables para prevenir la enfermedad, difundir información sobre la misma y brindar reconocimiento a quienes la sufren y a sus seres queridos.

En torno al 5% de las personas mayores de 65 años y el 20% de los octogenarios sufren alzhéimer. Los investigadores creen que esta enfermedad es consecuencia de una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que afectan el cerebro a lo largo del tiempo. La buena noticia es que se puede actuar sobre los factores de riesgo para reducir las probabilidades de sufrirla.

¿Qué es el alzhéimer y cómo comienza?

La enfermedad de Alzheimercomienza a desarrollarse antes de que se aprecien los primeros síntomas. El daño suele comenzar en la región del cerebro que controla la memoria y a partir de ahí la pérdida de neuronas se extiende hasta que, en la última etapa de la enfermedad, el tejido cerebral se ha reducido considerablemente (el cerebro puede pesar hasta 150 g menos).

  • Proteínas beta-amiloides: Se concentran y forman placas que interfieren en la comunicación entre neuronas.
  • Proteínas tau: Forman ovillos que dificultan la llegada de nutrientes a las neuronas, lo que provoca su degeneración.

El daño causado por la enfermedad comienza a apreciarse en la memoria, en la capacidad para pensar, los reflejos, la coordinación y el equilibrio. En las etapas avanzadas, los afectados se olvidan de prácticamente todo y no pueden realizar autocuidados básicos como vestirse o bañarse.

Factores de riesgo de alzhéimer

Los estudios han probado la influencia de diversos factores. Algunos tienen que ver con el estilo de vida y los podemos modificar:

  • Genética: El alelo «e4» del gen apolipoproteína E (APOE) aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. Entre el 25 y el 30% de la población es portadora de este alelo, pero no todas las personas con el gen enferman. Heredar una copia aumenta el riesgo tres veces; heredar dos, hasta 12 veces. Otros alelos poco frecuentes de tres genes causan la enfermedad, pero solo explican uno de cada cien casos.
  • Traumatismos craneales: Sufrir uno o más aumenta el riesgo, sobre todo en el plazo de seis meses a dos años después de la lesión.
  • Alteraciones del sueño: La dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido se asocia con más riesgo para la enfermedad de Alzheimer.
  • Salud cardiovascular y metabólica: Los factores de riesgo para las enfermedades cardíacas también aumentan el riesgo de demencia: falta de ejercicio físico, obesidad, tabaquismo, presión arterial alta, colesterol elevado, altibajos de glucosa en la sangre, etc. Los mismos hábitos saludables que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares y metabólicas también ayudan a reducir las probabilidades de desarrollar alzhéimer: seguir una dieta esencialmente vegetal sin ultraprocesados, mantener el peso, hacer ejercicio de fondo y de fuerza, dormir y descansar. Es importante también mantener relaciones afectivas y sociales positivas, ser curioso, cultivar aficiones y mantener alejadas tanto la depresión como la ansiedad.
  • Actividad social e intelectual: Socializar y participar en actividades que estimulen la mente a lo largo de la vida reduce el riesgo.
  • Contaminación: Las partículas y los gases del tráfico aceleran la degeneración del sistema nervioso. Algunos estudios no concluyentes han relacionado el alzhéimer con la exposición a aluminio en la vida cotidiana a través de los utensilios de cocina, latas de refresco, etc. Por otra parte, el ruido puede perturbar el sueño, causar cambios en la estructura cerebral y afectar a la función cognitiva. Algunos pesticidas que pueden contaminar los alimentos son neurotóxicos. Un entorno más amable y limpio reduce las probabilidades de desarrollar alzhéimer.

¿Una infección por virus o bacterias puede causar alzhéimer?

Un apartado aparte merece la hipótesis de que, en realidad, aunque existen factores de riesgo, la enfermedad de Alzheimer está causada principalmente por algún virus o bacteria que invade el cerebro. Esta posibilidad amplía enormemente el abanico de medidas que se pueden tomar para prevenir el trastorno.

  • Reacción inmunitaria: Es posible que la producción excesiva de proteínas beta-amiloides sea una respuesta del cuerpo para neutralizar virus o bacterias. En ratones, se ha comprobado que, al inyectarles bacterias, las proteínas beta-amiloides las envuelven.
  • Virus del herpes simple: Las personas infectadas con este virus incrementan dos veces y media las probabilidades de sufrir alzhéimer. Además se han encontrado restos del virus en el cerebro de las personas enfermas. El virus del herpes es uno de los posibles inductores de la enfermedad, pero puede haber más.
  • Porphyromonas gingivalis: Es una bacteria que puede vivir en la boca y que se ha encontrado en el tejido cerebral de personas fallecidas por alzhéimer. Esta bacteria, que puede causar una inflamación grave de las encías (periodontitis), también puede viajar hasta el cerebro y producir toxinas que contribuyen al alzhéimer, según los estudios realizados por los investigadores Robert Moir, del Hospital General de Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard (Estados Unidos), y Jan Potempa, de la Universidad de Jagellónica (Polonia).
  • Chlamydophila pneunoniae y Candida albicans: La primera es una bacteria y el segundo un hongo, y ambos se han encontrado en el cerebro de pacientes con alzhéimer. Pueden ser factores de riesgo o combinarse con otros microorganismos para serlo.

Importancia de la higiene oral en la prevención del alzhéimer

Por ahora, la medida más práctica para prevenir infecciones que puedan afectar al cerebro es cuidar especialmente la higiene dental y empezar a hacerlo cuanto antes. La Porphyromonas gingivalis comienza a infiltrarse en las encías durante la adolescencia. Una presencia moderada de la bacteria no parece provocar problemas, pero si se multiplica provoca periodontitis y aumenta el riesgo de que la inflamación llegue al cerebro.

La mejor forma de evitar que esta bacteria se escape de control es cepillarse los dientes después de las comidas, usar hilo dental con regularidad y hacerse una limpieza dental al menos una vez al año.

Promover la mitofagia para prevenir el alzhéimer

Nektarios Tavernarakis, biólogo de la Universidad de Creta (Grecia) propone que se estimule la mitofagia en las neuronas como estrategia para prevenir o hacer más lenta la neurodegeneración.

La mitofagia sirve para que las neuronas eliminen sus mitocondrias (sus centrales productoras de energía) defectuosas antes de que la célula resulte dañada.

  • Ayuno: Es el modo natural de estimular la mitofagia, que es una forma de autofagia, el proceso natural de reciclaje celular que ayuda a mantener la salud. Se puede prolongar el ayuno nocturno dejando un espacio de 12-16 horas entre la cena y el desayuno. También se puede realizar la dieta similar al ayuno durante cinco días, dos veces al año, según el protocolo del doctor Valter Longo (el primer día la ingesta se reduce a 1.000 calorías, y los otros cuatro días se toman 750 calorías).
  • Rapamicina: Tavernarakis estudia el efecto autofágico de algunas sustancias, como la rapamicina, un antifúngico natural segregado por la bacteria Streptomyces hygroscopicus, que se encuentra en el suelo de Rapa Nui (isla de Pascua), pero no está libre de efectos secundarios.
  • Urolitina: Es una sustancia producida por determinadas bacterias intestinales, sobre todo del género Gordinobacter. Para estimular su generación, tenemos que alimentar estas bacterias con elagitaninos, compuestos presentes en frutas como las granadas, fresas, frambuesas, arándanos, moras, kiwis y uvas, y en frutos secos como las nueces, pecanas y castañas.

Plantas y nutrientes útiles contra el alzhéimer

Se cree que los efectos de algunas plantas y nutrientes pueden ayudar a prevenir el alzhéimer: 

  • Té verde. Según la Universidad Nacional de Singapur, tomar al menos una taza al día reduce significativamente el riesgo de sufrir la enfermedad, incluso cuando se posee el gen APOE e4. Otras variedades de té también pueden ser útiles.
  • Cúrcuma: Es un potente antiinflamatorio que se ha relacionado con la baja incidencia del alzhéimer en la India. Puedes tomarlo para condimentar, junto con pimienta negra, que favorece su absorción.
  • Ginkgo biloba: Mejora la circulación en los pequeños vasos del cerebro y, por tanto, la llegada de nutrientes a las neuronas. Se aconseja una dosis de 40 mg de extracto estandarizado. Está contraindicado si se toman anticoagulantes.
  • Magnesio: Las personas que obtienen más magnesio gracias a una buena selección de ingredientes en sus menús tienen cerebros más sanos. El efecto positivo es mayor en las mujeres, según el estudio publicado en el European Journal of Nutrition. Grandes fuentes de magnesio son las pipas de calabaza, el tahini, los anacardos y otros frutos secos y las legumbres.
  • Ácido fólico: Esta vitamina, que se halla en las hojas verdes, legumbres y frutas como las naranjas, reduce los niveles de homocisteína, un compuesto que en exceso se relaciona con la neurodegeneración. Las vitaminas B6 (en cereales integrales y legumbres) y B12 (los vegetarianos deben suplementarse) también son necesarias.
  • DHA: El ácido docosahexaenoico, de la familia omega-3, que puede ser sintetizado por el cuerpo a partir del ácido alfa-linolénico de las semillas de lino o las nueces, es esencial para la función cognitiva. También se encuentra en el pescado graso, pero si no se consume, se puede conseguir con suplementos elaborados a partir de algas.
  • Antioxidantes: Las vitaminas C (frutas frescas) y E (frutos secos y semillas), los carotenos y los flavonoides de las verduras de colores intensos poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que protegen las neuronas del daño que pueden causarles los radicales libres. También son esenciales para la salud de otros órganos y tejidos.