¿Te resfrías con facilidad? ¿Sufres contracturas, alteraciones del estado de ánimo o alergia estacional? Quizás el problema está en una carencia de oligoelementos.

Los oligoelementos son minerales que se hallan en el organismo en cantidades relativamente importantes, como es el caso del calcio, el fósforo, el sodio, el potasio o el azufre, o en cantidades muy pequeñas, inferiores a 1 mg/kg de peso corporal, pero cuya presencia es indispensable en múltiples reacciones metabólicas necesarias para conservar la salud.

¿Qué es la oligoterapia?

El cuerpo humano no puede sintetizar los oligoelementos, por lo que debemos adquirirlos de los alimentos. Una dieta variada y equilibrada aporta estos elementos traza que el organismo necesita para realizar sus funciones digestiva, muscular, respiratoria y neurovegetativa.

Tanto la carencia como el exceso de oligoelementos puede resultar muy perjudicial, pues actúan como cofactores enzimáticos en múltiples reacciones bioquímicas específicas de las células y procesos orgánicos.

Sin embargo, no todos son considerados nutrientes esenciales y no se han establecido dosis mínimas para ellos. Se espera que los alimentos los proporcionen, pero suplementar la dieta con estas sustancias cuando hay evidencia de su déficit favorece la homeostasis, evita que se produzcan daños orgánicos, reequilibra el metabolismo y ayuda a recuperar la salud.

Origen de la oligoterapia

La terapia con oligoelementos ha sido sistematizada gracias a los estudios del farmacéutico y bioquímico Gabriel Bertrand (1867- 1962) y a la aplicación práctica del médico francés Jacques Ménétrier (1908-1986).

Bertrand determinó cuáles eran los oligoelementos y su acción fisiológica, mientras que Ménétrier los dividió en dos grupos: los básicos, que se relacionan con los "terrenos humanos" o diátesis –la tendencia a desarrollar determinadas enfermedades–, y los secundarios, que tienen funciones específicas en cualquier tipo de terreno o diátesis.

¿Para qué se usa la oligoterapia?

El doctor Jacques Ménétrier describió 5 tipos de terrenos biológicos o "diátesis", cada uno asociado a una tendencia a desarrollar unos trastornos específicos. Para prevenirlos y tratarlos se pueden tomar uno o dos oligoelementos:

  • La astenia matutina, la irritabilidad y la hiperactividad son manifestaciones de la diátesis 1 o alérgica, para la que se prescribe manganeso. Este terreno también se relaciona con predisposición a migrañas, alergias y alteraciones digestivas.
  • La fatiga nocturna, fragilidad de las vías respiratorias e infecciones de repetición se asocian a la diátesis 2 o hiposténica, que se trata con manganeso y cobre.
  • Ansiedad, insomnio y melancolía se relacionan con la diátesis 3 o distónica. También se asocia con la predisposición a sufrir alteraciones neurovegetativas y circulatorias. Se trata con manganeso- cobalto.
  • La depresión y el cansancio continuado son síntomas de la diátesis 4, en la que falta vitalidad. Se da una predisposición a reumatismos y degeneración de tejidos. Se administran los oligoelementos cobre-oro-plata, que se consiguen mediante fórmulas complejas, asociadas a veces a fitoterapia.
  • Inadaptación neuroendocrina. Puede presentarse junto con las otras diátesis. Responde a la dificultad de las glándulas endocrinas para adaptarse a los estímulos enviados desde el cerebro por la hipófisis. Se trata con zinc y cobre (para reforzar el eje hipófiso-genital) o zinc-níquel-cobalto (para el eje hipófiso-pancreático).

Algunas patologías muy comunes se pueden mitigar de forma efectiva con la toma sistemática de ciertos oligoelementos sin efectos secundarios:

  • Contracturas. Son frecuentes tanto en los deportistas como en personas sedentarias. Para combatirlas se toma una dosis diaria por la mañana de selenio, una de potasio a media tarde y entre una y tres dosis diarias de magnesio.
  • Alergia estacional. El tratamiento debe comenzar en febrero, dos meses antes de la llegada de la primavera. Se toma una dosis diaria en ayunas de manganeso y una de azufre antes de acostarse. Se añadirá de una a tres dosis de fósforo durante las crisis.

¿Qué son los oligoelementos y qué función tienen?

La acción de los oligoelementos es mayoritariamente intracelular, por lo que su carencia o exceso no se refleja en una analítica de sangre. Su prescripción no depende de la edad ni del peso, sino de la patología a tratar. ¿Qué alteraciones nos indican que hay un déficit?

Veamos cuáles son los oligoelementos, qué alimentos los contienen y qué papel desempeñan:

Azufre (S)

Contribuye a mantener la salud de los tejidos orgánicos, principalmente el conjuntivo. Tiene una acción antiinfecciosa y refuerza las mucosas. Sus principales indicaciones son los eccemas, la psoriasis, la artritis, la insuficiencia hepatobiliar, y las infecciones bronquiales.

El azufre se encuentra en alimentos como las crucíferas, ajos, cebollas, espárragos, frambuesas, huevos, quesos y en muchos frutos secos y semillas.

Bismuto (Bi)

En oligoterapia se emplea específicamente para tratar faringitis, amigdalitis y afonía.

Las raíces, los tubérculos y las algas son especialmente alimentos ricos en bismuto.

Cobre (Cu)

Ayuda a combatir virus y bacterias, así como a controlar los procesos inflamatorios. Se indica en gripes, otitis, cistitis, artritis, asma y anemia ferropénica, entre otros problemas.

Los alimentos más ricos en cobreson los cereales integrales, legumbres, tomates, setas, frutas secas, semillas de girasol, huevos y crustáceos.

Cromo (Cr)

Este mineral ayuda a mantener los niveles normales de glucosa en sangre, a regular el metabolismo de las grasas y a controlar el peso. Por tanto, se aconseja en trastornos como la diabetes y la obesidad. También disminuye la ansiedad por la comida.

Aportan cromo la levadura de cerveza, el germen de trigo, el maíz, los cereales integrales, las setas, las uvas, el brócoli, las patatas y los boniatos.

Flúor (F)

Este oligoelemento controla la hiperlaxitud de los ligamentos, consolida fracturas y regula trastornos del metabolismo del calcio. En terapia se utiliza para prevenir las caries dentales y tratar trastornos del crecimiento o la descalcificación de los huesos.

Las espinacas, la col, las lechugas, los brotes de soja, las cerezas, las patatas, las legumbres, así como el té y el café, son excelentes fuentes alimentarias de flúor.

Fósforo (P)

Resulta esencial en el metabolismo energético del cerebro y controla los espasmos. Se aconseja en casos de falta de concentración, calambres o contracturas.

El fósforo se halla en los cereales integrales, las semillas de sésamo y calabaza, las legumbres, los quesos y los frutos secos.

Magnesio (Mg)

Regula el sistema nervioso y ayuda a mantener una función muscular óptima. Por eso se recomienda en casos de estrés, alteraciones del sueño, dolor muscular y contracturas.

El magnesio se encuentra en almendras, pipas de calabaza y girasol, sésamo, garbanzos, espinacas y avena.

Manganeso (Mn)

Ayuda a regular la respuesta inmunitaria e inflamatoria. Disminuye la irritabilidad y el cansancio, y sirve para tratar la rinitis alérgica, la artritis y las urticarias. También contribuye a la función desintoxicante del hígado.

Buenas fuentes alimentarias de manganeso son las hortalizas verdes, la remolacha, los arándanos, los cereales integrales y el té.

Molibdeno (Mo)

Interviene en el procesamiento de proteínas y del material genético. También ayuda a eliminar toxinas. Se usa en curas de desintoxicación, candidiasis, anemias ferropénicas y caries dental.

Alimentos ricos en molibdeno son las legumbres, el arroz, las hojas verdes, los lácteos, las nueces y las almendras.

Potasio (K)

Regula la contracción muscular, la transmisión nerviosa y la permeabilidad de las membranas. Participa en el metabolismo de los azúcares y en el almacenamiento de glucógeno. Indicaciones terapéuticas son los calambres, la artrosis, la hipertensión y el edema.

Son fuentes de potasio los plátanos, los cítricos, los tomates, los cereales integrales, las legumbres y los lácteos.

Selenio (Se)

Este mineral protege las células frente al daño oxidativo y se indica para prevenir el envejecimiento prematuro y también para favorecer la eliminación de metales pesados.

Fuentes vegetales de selenioson las legumbres, las nueces del Brasil, los ajos, los champiñones, la levadura de cerveza y las semillas de sésamo y lino, y algunas frutas como las uvas, las fresas o el aguacate.

Zinc (Zn)

Refuerza la visión, potencia la capacidad reproductiva y mejora la calidad y renovación de piel, pelo y uñas. Se usa en casos de presbicia, alopecia, acné, uñas débiles, infertilidad e infecciones recidivantes.

Aportan zinclos cereales integrales, quesos, frutos secos y semillas como chía, piñones o pipas de girasol y calabaza.

Yodo (I)

Este oligoelemento contribuye al mantenimiento de la función tiroidea. Por ello está indicado en el hipotiroidismo y las obesidades de origen tiroideo.

Además de en el pescado, el yodo se halla en la sal marina y las algas. En mucha menor cantidad se puede extraer de algunos vegetales.

¿Cómo se toman los oligoelementos?

Para asimilarlos adecuadamente los oligoelementos deben ir asociados a una sal biodisponible, como el gluconato. Esta sal deriva de la oxidación de la glucosa, sustancia habitual en nuestro organismo que las células sanas saben manejar.

Sin embargo, algunos oligoelementos, como el yodo, el selenio o el fósforo son electronegativos y no pueden unirse al gluconato y precisan una sal de sodio electropositiva.

Otra excepción es el cromo, que se presenta en forma de cloruro porque el tamaño de la molécula es menor y de esta manera resulta fácilmente asimilable. Todos estos factores se tienen en cuenta en la elaboración de suplementos de calidad.

Dosis

Los oligoelementos base o diatésicos (manganesio, cobre, cobalto, zinc y níquel) se prescriben por periodos de tres a seis meses, y las tomas oscilan entre una dosis diaria a tres dosis semanales.

Los oligoelementos secundarios se prescriben en función de los síntomas.

Presentación

Se suelen presentar en forma líquida para facilitar su absorción. Se comercializan en ampollas individuales o jarabes con dosificador. Cada dosis es de 2 ml y se deja bajo la lengua durante 2 minutos para maximizar la absorción.