Si empiezas a tener una menstruación irregular o te pasas meses sin tener la regla, quizá te preguntes cuándo empieza la menopausia exactamente. La respuesta precisa es doce meses después de la última menstruación. Sin embargo, a menudo se llama erróneamente menopausia al periodo anterior de perimenopausia, o incluso a otra fase aún anterior de premenopausia.

La perimenopausia es tan individual como la mujer misma, pero suele comenzar entre los 40 y los 50 años (la media es a los 47 años) y se caracteriza, entre otras cosas, porque se empiezan a producir ciclos irregulares.

En la premenopausia, la producción de hormonas ha descendido pero no han llegado a producirse todavía alteraciones del ciclo menstrual (y es, por tanto, una fase todavía fértil).

Debido a su inespecificidad, los síntomas de la perimenopausia a menudo no se reconocen como tales, sino que se atribuyen al estrés u otras circunstancias, pero es importante saber que detrás puede estar un proceso hormonal normal que nos avisa de que se acerca la menopausia.

Síntomas de la perimenopausia y la premenopausia

Te explicamos cómo saber si estás en perimenopausia a través de sus síntomas:

1. Menstruación irregular

Los ciclos irregulares son el síntoma de la perimenopausia más característico, pues los cambios hormonales conducen a una alteración del ciclo menstrual. Puede suceder, por ejemplo, que se omitan uno o más ciclos y que luego se acorte el ciclo.

También puede haber sangrado intermenstrual. A pesar de que es típico de la perimenopausia, antes estos sangrados se debe consultar a un ginecólogo para descartar otras causas.

2. Sofocos y sudoración

Uno de los síntomas de la menopausia más conocidos son los sofocos y la sudoración. Por regla general, la sensación de calor se extiende desde la cabeza hasta el cuello y la parte superior del cuerpo y se acompaña de sudoración profusa, que cede después de unos minutos.

Se desconoce la causa exacta de los sofocos. Sin embargo, se cree que a medida que bajan los niveles de estrógeno, la temperatura corporal aumenta, lo que a su vez hace que los vasos sanguíneos se dilaten. Como resultado, fluye más sangre a través de la piel para permitir que el cuerpo expulse calor.

3. Cambios de humor

La psique también puede verse afectada por los cambios hormonales que se producen en la premenopausia y la perimenopausia.

En general, las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) mejora el estado de ánimo, por lo que una caída en sus niveles durante la premenopausia y perimenopausia puede causar síntomas como cambios de humor e incluso estados de ánimo depresivos.

También puede producirse irritabilidad, inquietud, nerviosismo, sentimientos de ansiedad y apatía.

4. Sequedad vaginal

La perimenopausia también puede tener un impacto negativo en tu vida amorosa y salud sexual.

A medida que se acerca la menopausia, debido a la falta de estrógeno, el flujo de sangre en la vagina disminuye y se produce menos secreción vaginal, lo que puede provocar sequedad vaginal. Esta falta de humedad se puede sentir con picazón o ardor y puede afectar la vida sexual.

5. Pérdida de la libido

Cuando el equilibrio hormonal de una mujer cambia durante la perimenopausia, el bajo nivel de estrógeno puede provocar no solo unas membranas mucosas más secas, sino también una pérdida de la libido.

Si el deseo sexual se reduce severamente durante un período de tiempo prolongado, puede afectar al estado de ánimo de la mujer y afectar a su relación.

6. Insomnio u otros trastornos del sueño

Muchas mujeres sufren trastornos del sueño, que pueden ser causados ​​por diversos factores. Pero el estrés y similares no siempre son los responsables: los problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido suelen ser frecuentes durante la menopausia, y pueden empezar en la perimenopausia.

Los problemas de sueño pueden desencadenarse por los cambios hormonales y también como consecuencia de los sofocos y sudores nocturnos. La mala calidad del sueño puede a su vez provocar síntomas como falta de concentración, cansancio o dolores de cabeza, que también son típicos del período previo a la menopausia.

7. Indigestión

Los problemas digestivos persistentes son incómodos y pueden limitar severamente la calidad de vida. Los posibles factores que son responsables de los problemas intestinales incluyen una dieta incorrecta, el uso de ciertos medicamentos y las intolerancias alimentarias.

Debido a la disminución de los estrógenos, durante la perimenopausia y la menopausia también pueden presentarse síntomas como el estreñimiento.

8. Molestias en las articulaciones

Los problemas en las articulaciones también pueden ocurrir durante la menopausia y en la fase previa de la perimenopausia. Entre otras cosas, influyen el menor suministro de agua de las membranas sinoviales o una mayor tendencia a la inflamación.

En consecuencia, la falta de estrógenos puede causar síntomas similares al reumatismo o la artrosis.

9. Aumento de peso

Para muchas mujeres, la perimenopausia va acompañada de un aumento de peso. Sin embargo, esto se debe menos a los cambios hormonales y mucho más al hecho de que con paso de los años disminuye el requerimiento de calorías y la masa muscular.

Por lo tanto, es importante contrarrestar esto con una dieta sana y rica en proteínas que nos permita adaptarnos al climaterio.

10. Pérdida de cabello

Hasta un tercio de las mujeres también pueden experimentar problemas capilares, como cabello quebradizo o caída del cabello durante la perimenopausia.

Las causas hereditarias también pueden provocar cambios en el cabello durante esta época. Sin embargo, dado que la pérdida de cabello puede deberse a muchas causas y también puede ser un signo de enfermedad, se debe consultar a un médico si es inusualmente grave y se produce durante un largo período de tiempo.

11. Palpitaciones

Normalmente, las palpitaciones o el corazón acelerado son una reacción del cuerpo al miedo, la emoción o la anticipación. Sin embargo, debido a los cambios hormonales, los síntomas de este tipo también pueden presentarse durante la menopausia y la fase previa de perimenopausia.

Esto se debe a que se produce menos progesterona y estrógeno, lo que hace que las arterias y las arterias coronarias se dilaten.