Ansiedad y depresión pueden parecer situaciones opuestas. Sin embargo, pueden aparecer de la mano con características especiales en cierto tipo de personas –como personas muy activas, luchadoras y perfeccionistas–, creando una situación compleja de reconocer y de tratar.

De hecho, como verás en este artículo, varias manifestaciones en ansiedad y depresión son comunes e incluso la ansiedad puede ser una manifestación de la depresión.

Podríamos decir que existe una tipología específica más proclive a vivir una depresión promovida por una situación de ansiedad continuada y uno o varios eventos sin resolver. Quizá seas tú.

De la ansiedad crónica se puede pasar a la depresión, sin darnos cuenta y conviven ambas en una situación muy difícil de llevar.

El uso de los fármacos antidepresivos y ansiolíticos está muy extendido en la sociedad y su abuso y mal uso, junto con otros hábitos tóxicos, puede acarrear graves problemas para la salud. Sin embargo, un estilo de vida saludable, el equilibrio entre trabajo y vida, evitar hábitos tóxicos, plantas adaptógenas y mantener el contacto con amigos y con la naturaleza, la acupuntura, psicoterapia, son ayudas que naturales importantes contra la ansiedad y la depresión.

En este artículo vamos a tratar sobre ello con ideas para que puedas comprender cada situación, de dónde pueden provenir y cómo puedes ayudarte en el día a día y vivir una vida más ilusionante, gratificante y en paz.

Ansiedad: síntomas y por qué ocurre

La ansiedad es una vivencia de miedo, temor, intranquilidad o inquietud ante causas reales o irreales, de origen externo o interno.

Todos podemos vivir una situación objetiva de miedo cuando nos sentimos amenazados o nos ha ocurrido algo que ha puesto en peligro nuestra integridad física o algún aspecto de nuestra vida, por ejemplo, en un asalto, un accidente, cuando sabemos que va a haber un despido en la empresa, cuando nos amenazan o hemos tenido alguna discusión fuerte.

Ante la ansiedad, la naturaleza nos prepara con respuestas inconscientes para huir, defendernos o quedarnos quietos. La educación, experiencias anteriores y ciertos entrenamientos nos ayudan a evitar respuestas inadecuadas causadas por la ansiedad que nos pueden traer un disgusto a nosotros y dañar a otras personas. Ahora bien, esta vivencia "puntual" en algunas personas no se supera y se cronifica.

En este caso, el miedo continuo se transforma en trastorno de ansiedad. Se trata de una ansiedad continuada y ello produce las manifestaciones que hemos mencionado junto con la sensación de que algo terrible va a ocurrir cuando es posible que ya no exista ninguna razón para ello.

La ansiedad continuada puede provocar:

  • nerviosismo intenso, preocupación excesiva,
  • temblores,
  • transpiración excesiva, manos sudorosas,
  • respiración dificultosa,
  • apretar los dientes (bruxismo) y los puños,
  • notas presión en la cabeza,
  • el corazón late muy rápido,
  • el estómago te molesta,
  • los ojos se enrojecen y escuecen (conjuntivitis),
  • inapetencia, anorexia nerviosa,
  • manías,
  • ataques de pánico,
  • insomnio,
  • migrañas,
  • contracturas,
  • dolor de cabeza, articular, muscular,
  • diminución del rendimiento físico y mental, fallos de memoria,
  • baja autoestima y confianza en uno mismo,
  • afecta a las relaciones sociales y familiares,
  • dificultades en las relaciones íntimas.

Depresión: síntomas y por qué ocurre

La depresión, por su parte, es una vivencia de tristeza más allá de la tristeza lógica por una situación que nos ha ocurrido como la pérdida de un ser querido, una separación, el rechazo del proyecto en el que has trabajado tanto, suspender una oposición después de años de estudio o ese día lluvioso que te afecta tanto.

Cuando la tristeza se mantiene en el tiempo sin que se haya superado la situación que la creó, la tristeza se convierte en depresión y afecta a nuestra vida en todas las esferas.

La depresión apaga la ilusión y las ganas de hacer las cosas que siempre se hacían, se pierde vitalidad y empuje, incluso se somatizan como por ejemplo con:

  • dolor,
  • inapetencia,
  • infecciones frecuentes,
  • aumento de peso,
  • ganas excesivas de dormir,
  • cansancio continuo,
  • falta de concentración,
  • desatención del autocuidado, falta de higiene y de cuidado de la casa,
  • baja autoestima,
  • aislamiento social,
  • pensamiento suicida.

Un bucle de ansiedad y depresión

Posiblemente te sientes identificado o identificada y/o veas que varias manifestaciones en ansiedad y depresión son comunes. Así es. Ansiedad y depresión pueden encontrase a la vez.

Muchos de nosotros somos de una generación para la que si no estás produciendo… no sirves… ¿te pasa a ti? ¡Cuántos problemas trae este tipo de educación! También hay que descansar.

La vida actual con el trepidante ritmo y las vidas de ficción en las redes sociales, compararse continuamente con otros, la dopamina que libera nuestro cerebro durante el tiempo que estamos haciendo scroll en un feed de cualquier red… es una fuente de ansiedad, depresión y por ello de serios problemas de salud.

Las personas muy activas mentalmente, con inquietudes e intereses que persiguen, ambición, ganas de saber y mejorar (personas que son capaces de asumir riesgos en el trabajo o en su vida personal, competitivas, también en el plano físico como en actividades deportivas, perfeccionistas en extremo) están acostumbradas a vivir bajo presión, con estrés intenso.

Realizan gestiones y transacciones que pueden salir mal y perder mucho muchísimo dinero, pero lo hacen, sin dudar… Son las personas que promueven, impulsan y mueven a los demás.

Un día, de pronto, no tienen ganas de nada. No saben qué hacer en situaciones donde antes no habrían dudado. No salen. No presentan sus ideas ni creaciones. Temen que hasta lo más sencillo y protocolario, esté confundido.

Se quedan tirados en el sofá "viendo", ni siquiera jugando. No realizan actividad alguna. Se dejan. No compran comida saludable, comen cualquier cosa. Todo lo ven negro. Desconectan, incluso desconectan el móvil. Se sienten fracasados. No intentan nada. Tienen pensamiento derrotista incluso suicida.

10 consejos naturales para el cuidado en la ansiedad y la depresión

Ante esta situación, existen ayudas naturales para el autocuidado que pueden ser de utilidad:

1. Lograr equilibrio entre trabajo y vida

Cuida el equilibrio entre tu vida laboral y personal. La ansiedad se relaciona con estrés excesivo y niveles hormonales de cortisol, insulina desajustados.

El cortisol elevado nos hace creer continuamente que va a pasar algo terrible y debilita nuestro sistema inmune, «agota» los neurotransmisores serotonina y dopamina.

2. Llevar una dieta saludable

Cuida tu dieta, ponte un ritmo para las horas de comer, elige alimentos limpios y saludables, así aportarás nutrientes tan importantes como las vitaminas del grupo B, o minerales y oligoelementos como magnesio, litio, cobalto, manganeso, hierro, zinc, entre otros.

Estos nutrientes que hemos nombrado se encuentran en los cereales integrales, legumbres, no debes olvidar llevar una dieta limpia, saludable y beber agua.

Evita o minimiza el consumo de carnes rojas, así como de alimentos procesados y con azúcar añadido. Evita la cafeína, el té en general, y el té negro en mayor proporción, ya que contiene bases xánticas que pueden ser estimulantes y acentuar la inquietud y síntomas asociados.

3. Hacer un detox

Un plan detox es interesante ya que el hígado principalmente tiene mucho que ver en cómo nos sentimos emocionalmente, en nuestro equilibrio, brío y empuje en la vida. Por ello incluir un plan detox que contemple la función hepatobiliar es interesante.

Alimentos amargos como las alcachofas te pueden ayudar. También el té rojo, la manzanilla amarga, bardana, cardo mariano, diente de león (en infusión o en complementos nutricionales específicos).

4. Evitar hábitos tóxicos.

En la búsqueda de la deseada tranquilidad y estímulo, las personas con ansiedad continuada pueden caer en tabaquismo, uso de drogas, abuso de fármacos analgésicos como los de tipo opiáceo, que producen tolerancia, adicción y efectos secundarios peligrosos.

5. Ayudarte de plantas naturales y adaptógenas

Las plantas adaptógenas nos ayudan a llevar mejor el estrés físico y mental, como la rhodiola, el astrágalo; también nos ayudan los hongos como reishi o maitake. Cuidado con el ginseng (Panax ginseng), si sueles ser muy activo, el ginseng puede no ser lo más adecuado para ti.

De hecho, notarás que estás con más ganas y menos deprimido cuando estés tranquilo, descansado y te sientas seguro. Volverá la energía a ti.

6. Adoptar nuevos hábitos y disfrutar

Haz cosas que te gusten… disfruta de las cosas sencillas. Cuida tu entorno, tu casa y cuídate tú. Ponte ropa que te guste, no lo primero que pilles. Cuida la higiene y tu aspecto.

Haz una lista de todo lo que haces bien y de todo aquello que no haces bien o en lo que eres un desastre y tómatelo con sentido del humor. Piensa que por eso se crean equipos: para unir fuerzas y talentos. Nuestras fortalezas y debilidades nos conectan.

Si no lo hacías, haz ejercicio. Si lo hacías, no te pases… ¿vas a las olimpiadas? Si la respuesta es no… evita machacarte innecesariamente y disfruta. Revisa tus razones, logros y rendimiento.

7. Tener contacto con la naturaleza y los amigos

Sal a la naturaleza. Observa cómo se repara y se renueva. Busca compañía. No te aísles. Cuenta lo que te pasa. Te sorprenderás. Tu vulnerabilidad te hace fuerte.

8. Respirar y meditar

Aprende a meditar y respirar tranquilo y consciente, al menos diez minutos al día, procura que sea a la misma hora.

9. Dormir y descansar bien

Duerme, ponte un horario. Dormir poco te altera y dormir demasiado acomoda al cuerpo. Haz siesta después de comer.

10. Buscar ayuda profesional

Es muy importante –si te ves en una situación de ansiedad o miedo continuo– buscar las fuentes que lo desencadenan y valorar si son reales o no, si puedes hacer algo al respecto o no. Una ayuda profesional sería perfecta para salir de la situación y aprender a vivir de otra manera y quizá que guíe tus nuevos hábitos.

La acupuntura contra la depresión es una gran ayuda. De hecho la visión desde la medicina china facilita identificar síndromes que pueden englobar las diferentes manifestaciones que hemos comentado.

Si la depresión es lo que parece más llamativo, cuando se identifica y resuelve lo que nos provoca ansiedad subyacente, la nube gris de la depresión desaparece.

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Para terminar:

Imagínate como el guerrero o la guerrera que ha llegado al extremo de sus fuerzas físicas y mentales, y necesita «simplemente» descansar, ordenar su escala de valores, reconocerse en su poder y asumir que lo que pasó en el pasado, en el pasado está.

Del éxito a la depresión

Hay un refrán que dice: «Cuanto más alto, más grande será la caída». Eso explica por qué las personas acostumbradas a ritmos trepidantes pueden tener un motor interno del que no son conscientes: ser los mejores por buscar el afecto o el reconocimiento que no tuvieron en la infancia, y por miedo a perderlo, miedo a estar solos, miedo a no ser reconocidos.

Algún hecho concreto les hizo sentirse abandonados, no queridos, y por tanto, que no servían para nada. No se lo plantearon… la cadena empieza a funcionar sola y se pierde la perspectiva de la vida.

Pongamos un ejemplo un tanto extremo, pero real, de cómo la ansiedad y la depresión se relacionan: un día una persona súper acostumbrada a luchar llegó a su casa y parecía que le habían robado, todo estaba revuelto. No era un robo, su pareja se había ido. Un abandono, sin ninguna explicación.

Este hecho hizo que esta persona dejara la espada, el escudo y todas las armas, incluyendo su talento, su fuerza de voluntad y valentía en un rincón. Llegó la depresión.

Volviendo al refrán: suele ser más complejo sacar adelante a una persona en estos casos porque el sabotaje interno asociado con su ansiedad continua, muy bien disimulada, es muy intenso.